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Crítica de “Ensayo para Güemes”, la reflexión sobre el prócer de Daniel Rosenfeld
Realizado por el Ministerio de Cultura de la Nación y Canal Encuentro por el 200 aniversario de la muerte de Güemes este mediometraje de ficción reflexiona desde la representación sobre su figura.
Una representación teatral, al estilo tableau vivant, basada en la famosa pintura de Antonio Alice, La muerte de Güemes, es el punto de partida de este trabajo que dirige el director de Piazzolla los años del tiburón (2018) y escribe en colaboración con Mariano Llinás.
Ensayo para Güemes (2021) es justamente eso, la radiografía del ensayo de una puesta teatral. Mercedes Morán interpreta a la dramaturga y Leonardo Sbaraglia al actor que personificará a Martín Miguel de Güemes. Ambos piensan la puesta, reflexionan, juegan con el decorado y sus piezas, con las sombras que se proyectan de fondo mientras indagan en los documentos históricos. Aparece en escena una historiadora de arte interpretada por Martina Garello mientras Walter Jacob personifica a Vidt.
La representación dentro de la representación es la forma de pensar el "desde dónde" contar la historia del prócer. La pintura, la obra de teatro, los documentos históricos, las cartas de amor con su mujer Carmen o su hermana Macacha, son capas sobre capas de representación que construyen desde distintas ópticas al enigma Güemes. ¿Quién fue? ¿Por qué se dudó en considerarlo héroe patrio? Preguntas que no tienen respuesta pero cuyos interrogantes se trasladan al espectador. Sobre el final la lectura a cámara de textos por parte de los actores trae el momento de mayor emoción, a partir de la expresividad contenida en sus lecturas.
Este recurso sigue el modo del teatro semimontado que Roberto Cossa define como "una manera de difundir obras que merecen llegar al público con el código básico de la teatralidad: el texto es leído y representado por actores, apuntalados por una mínima convención escénica".
Lejos de la superproducción épica de Leopoldo Torre Nilsson Güemes, la tierra en armas (1971) que protagonizó Alfredo Alcón y Norma Aleandro, esta película encuentra en la situación de pandemia uno de los motivos de esta elección formal, mientras que los juegos de representación al estilo Tres fábulas de Villa Ocampo (2011) le sirven para abordar una biografía de manera críptica.
No estamos ante una obra que acerque la figura popular del caudillo del norte, sino ante una reflexión sobre él, sobre el papel que cumplió en la revolución y las consecuencias de su accionar (amores y odios) continuados hasta el día de hoy.
