Crítica de “10 días sin mamá”, la versión italiana del film de Ariel Winograd

Cuando una película logra trascender fronteras puede deberse a dos cuestiones, o bien la originalidad de la propuesta impulsa la conquista de otros mercados con una película que llega a los cines en su versión original, o, como en este caso, la conquista se genera a partir de la reversión de otras cinematografías, las que, tal vez, no se muestran adeptas a consumir cine en otro idioma.

Cuando en 2020 Bong Joon-ho rompió en la ceremonia de los Premios Oscar la creencia de que era imposible ver cine en el lenguaje que fue creado, la resistencia permanece, y los productores, ávidos de “formatos” reproducen alrededor del mundo historias como Sin filtro en sus diferentes apuestas locales, o, como en el caso de Mamá se fue de viaje (2017), de Ariel Winograd, otras variantes pero con la misma esencia.

Fabio De Luigi, en el rol de este hombre que deberá adaptarse a una nueva realidad en su vivienda luego que su mujer (Valentina Lodovini) se vaya de vacaciones a Cuba con una amiga. El título de la versión, 10 días sin mamá, a diferencia de la original, se va a centrar en el grupo familiar que tras la salida de la figura materna, deberá asumir que la ausencia los expondrá a una serie de situaciones, que, al igual que en la Argentina, los transformará para siempre.

El gerente de recursos humanos de una empresa en constante expansión, con los talones pisados por un joven aspirante al puesto, verá cómo su universo se cambia al quedar a cargo de su familia sin siquiera saber qué hacer con ella.

Los hijos, de todas las edades, le exigirán un compromiso que entiende que no puede asumir, aun cuando en la propuesta de su compañera, de estar al frente, subestima la difícil y complicada tarea que puede ser si no se tiene el expertise y compromiso para llevarla a cabo.

Genovesi explora el universo creado por Winograd depositando en el carisma del protagonista, la tarea de llevar adelante el ritmo de una película que encuentra su propio tono y se despega de su predecesora, para hablar desde la idiosincrasia italiana sobre temas que tienen que ver con el capitalismo y su utilización exacerbada de la fuerza laboral, la vorágine de la educación en tiempos tecnológicos, y, principalmente, la capacidad de transformarse aún en aquel que se muestra estoico y reacio a todo.

Filmada con pericia, sin grandes piruetas visuales, pero con la complicidad del espectador que ya sabe el devenir del relato y la imposibilidad de ese padre por seguir adelante con una tarea que necesita multiplicar habilidades para sacarla adelante.