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Crítica de “Como el viento” festivo retrato de la cultura gitana de Raquel Ruiz

La directora y antropóloga Raquel Ruiz realiza un documental alegre sobre la cultura gitana que busca romper con el imaginario social asociado a este pueblo milenario.

jueves 13 de mayo de 2021

La protagonista es Mara, una mujer criolla que decide “hacerse” gitana luego de varios hechos dramáticos sucedidos en su seno familiar. Su parecido con su padre biológico de niña y el rechazo de su madre, son narrados en primera persona a cámara como un recuerdo doloroso que la obligó a deslindarse de su familia natal. Este micro relato funciona de prólogo para, en cinco minutos, dejar el dramatismo del film por un tono ameno y reivindicatorio de la cultura gitana.

El grupo social retratado por Como el viento (2021) pertenece a un barrio ubicado en los márgenes de la ciudad de La Plata. Mara es la protagonista de esta historia que no evita mostrar a las distintas generaciones de mujeres en la comunidad, ni tampoco a los hombres. Sus costumbres, hábitos, modos de ganarse la vida, y rutinas diarias, son mostradas en la película, que destaca la diversidad de colores fuertes de sus vestimentas y maquillajes. La relación con la iglesia y sus actos “liberadores”, son filmados con ingenio y elocuencia siendo uno de los puntos destacados de este trabajo.

El foco está puesto en la celebración de la vida que la comunidad gitana levanta como bandera, a pesar de su humildad económica o sus particulares creencias (curarse de los males del alma para resumir), porque el acento está puesto en el punto de vista positivo sobre la vida, el apoyarse en el par y en encontrar su propio camino. El movimiento, los viajes y caminos tienen un lugar especial en el film, al asociar la noción de traslado a la idea de libertad en la comunidad.

Como el viento se separa así de otros trabajos relacionados con el “universo” gitano que van desde Kusturica, pasando por la española Carmen y Lola (2018), y en menor medida el documental de Tomas Lipgot Vergüenza y respeto (2015). Raquel Ruiz utiliza su formación antropológica para poner en valor el “ser gitano”, una manera de actuar ante el mundo que, en el caso de Mara, también implica una elección de vida. Ni más ni menos.

7.0
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