Crítica de "Sueños", un documental onírico de Marcos Martínez sobre personas en situación de calle

En Buenos Aires cada vez son más las personas que se encuentran viviendo en situación de calle. Y la pandemia del COVID-19 aumentó ese número. Ya no resulta extraño encontrarse en cada cuadra de la ciudad con una, dos o tres personas, y hasta familias enteras, refugiadas bajo el alero de algún edificio que adoptaron como “hogar”. Una situación anormal que se convirtió para los ojos de muchos en normal y que el paisaje urbano naturalizó.

Sueños (2020), en su sentido más amplio, propone reflexionar sobre porqué un país como Argentina tiene niveles tan altos de pobreza y una brecha social entre pobres y ricos que cada vez se amplía más. El granero del mundo que tuvo su esplendor en épocas de antaño hoy tiene más del 40% de su población viviendo en la miseria. A partir de una pregunta simple como la de recordar un sueño, Martínez entrevista un abanico amplio de personas que habitan las calles de los barrios de la ciudad para abrir una serie de preguntas que interpelan por un lado al espectador y por el otro al cine como reflejo de la sociedad.

Indagando en los sueños de estas personas, el realizador encuentra puntos de contacto entre todos aquellos que transitan por la misma situación. Miedos y fantasmas que acechan en la soledad de la noche, pero también con aquello que sueñan despiertos para su vida futura.

Sueños es un documental onírico que se corre de todos los lugares comunes que transita muchas veces el cine social, y lo hace con una mirada honesta, lejos de toda estigmatización mediática y buscando recuperar la voz de aquellos que la perdieron.