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Crítica del corto de Pixar “22 contra la Tierra”, la secuela de "Soul"
Un relato que encuentra en el humor la posibilidad de potenciar las características que 22 ya tenía en la película original.
Cuando hace algunos meses llegó Soul (2020) de Pete Docter, con la historia de un hombre que debía recuperar su lugar en la tierra para cumplir un sueño, la aparición de un personaje secundario de nombre 22, un alma errática que evitaba reencarnarse, dejaba todo servido para alguna nueva incursión en un futuro. Ese tiempo no fue tan lejano, produciendo 22 versus Tierra (22 vs Earth, 2021), dirigida por Kevin Nolting, que deja la edición para ponerse al frente del proyecto.
Sin haber transitado aun junto a Joe Gardner diferentes situaciones en el planeta, el corto explora la errática manera de comportarse de 22 y cómo, a través del reclutamiento de otras almas en espera de volver al mundo, intentará revertir el inevitable proceso de reencarnación que la película propone.
Así, organiza junto a su séquito un APOCALIPSIS, con el que determinará el fin del retorno de almas y desde allí organizar una resistencia que imposibilite la continuidad del ciclo de la vida y la muerte.
El guion profundiza sobre 22 y su manejo espacio temporal, sobre su comportamiento, su idea principal, la de despoblar la Tierra de nuevos almas que impulsen la vida. Pero en realidad lo que le pasa a este personaje es el no saber en realidad el porqué de sus decisiones, las que, en un punto, solo responden a prejuicios sobre aquello que podría sucederle si vuelve a la vida.
Un grupo de niños azucarados, veloces, dinámicos, se suman a la huraña y complicada personalidad de 22, potenciando, por el contraste y por la representación del dogma del lugar donde habitan, las dicotomías por oposición que impulsan la progresión dramática.
La Tierra es un lugar que cada vez se ha vuelto más hostil, en donde la desesperanza y la incomprensión priman, y 22 representa un poco esa apatía y distancia para con los demás. En los siniestros planes que organiza, que irán uno tras otro desvaneciéndose, 22 versus Tierra, posibilita en tiempos extraordinarios como el que vivimos, una relectura acerca de los vínculos y la necesidad de interacción, pero también posibilita, desde el humor, una reflexión acerca de los tiempos que corren y cómo podríamos mejorar, siempre, siempre, prestándole atención a los demás.
