Autoficción queer del cineasta y escritor

Santiago Giralt tras los pasos de Santiago Giralt

“La película no tiene la intención de cambiar la realidad, pero sí de dejar la existencia y el retazo de una memoria frente a la finitud de la vida.”, dice a EscribiendoCine el realizador que presenta en el 22 BAFICI, en Trayectorias, su película "Queer Diaries" (2020).

Santiago Giralt tras los pasos de Santiago Giralt
Santiago Giralt
Santiago Giralt
viernes 19 de marzo de 2021

¿Qué referencias tuviste a la hora de pensar Queer Diaries?
Durante años trabajé con Albertina Carri, quien me mostró una forma de hacer cine desde adentro y alguien con quien fue una gran experiencia haber iniciado un camino artístico. Los Rubios, proyecto donde fui mano derecha de Albertina durante su primera instancia, fue una de las grandes referencias que tuve cuando hacía estos Queer Diaries.

¿Cómo fue darle punto final al proceso del proyecto?
Queer Diaries la terminé para el BAFICI del año del pasado, que no se concretó. Es un trabajo de quince años de memoria de material, o un poco más, fueron siete años de edición hasta que se la pasé a una editora amiga porque no podía yo cerrarla. Ella le dio el formato final y la coloración y búsqueda pop visual de la película. Sé que Queer Diaries va a tener una muchas continuaciones, va a ver muchos Queer Diaries en mi vida, tengo escritos, que quiero que sean impresos, esos mismos momentos, tengo fotografías, es como mi especie de autoficción oficial, algo de robarle a las redes eso efímero de contar las cosas como si todo fuera un momento feliz y dar a los recuerdos un desarrollo. Me inspiré en casi toda la obra de Agnes Vardá, fue muy liberador, y luego en Indroduzione all’Oscuro, de Gastón Solnicki, que realmente vi la libertad que tenía para armar su universo de cine, y creía que yo era hasta más pudoroso con eso. Era la película número 10 de mi carrera, entendiendo que se abría otra perspectiva, de hecho tengo varias ideas para seguir con eso. Acá era un debate sobre las redes sociales, qué se muestra para seducir, qué pueden encontrar de vos, por eso la foto mía, una idea de trabajar desde el diario íntimo, que se sienta íntimo lo que estoy contando. También está Godard, que nos enseño a romper todo, y debo decir que es el montaje más tortuoso que viví.

Por eso lo terminó otra persona…
Claro, de hecho introdujo cosas que no estaba de acuerdo.

Al finalizar el relato dice que borraste todos los materiales con los que hiciste la película, ¿los próximos Queer Diaries tendrán nuevos materiales?
Sí, serán con nuevos materiales, con lo que va pasando en la vida, habrá que esperar unos años, de hecho me olvido de generar material residual, me olvido de sacar fotos, por vivir tanto en el presente, y de hecho como cineasta me interpela qué registro hago de determinadas cuestiones. Hubo una presentación al INCAA de Familia Feliz, el proyecto que iba a ser original…

Te iba a preguntar por eso, ¿Cómo es esto de ser rechazado por cuatro realizadores?
Es muy fuerte, porque era la primera vez que presentaba un documental que casi era como decir algo un documental plástico estético sobre la vida gay, y que reciba cuatro negativas, para recibir un dinero casi nominal, muy justo para una película. Pero la vida es una ironía poética todo el tiempo, y con uno de ellos tengo una proximidad particular por cosas de la vida y no se habló del tema, es algo que sé del otro que es fuerte. Siento que hay algo que unifica a ¡upa! como a Queer Diaries que es la manera de mirar y percibir la realidad del cineasta con cierto disloque en las que hay dos instancias al mismo tiempo, siento que de chico puedo mirar una escena abstrayéndome de la situación.

Eso está en tus libros…
Sí, me gusta pensarme bien mutante como cineasta y ser humano, y que una propuesta que hago sea distinta a otra. Si hay algo que me gustó del proceso de ¡upa! (una película de pandemia) que tuvo dos ideas motoras, y en Queer Diaries hay algo de querer empezar a mostrarla pero también me da mucho pudor, porque está presente la autocensura, y ahí negocio trato de negociar al mínimo con ella, prefiriendo poner mi foto de culo de 20 años que usaba para levantar chicos, hoy, que aparezca cuando sea más grande y no tenga sentido. Hay algo de no novedad para el mundo gay de lo que cuento, pero sí para los heterosexuales, hay un sinceramiento de un hombre adulto gay, tratando de no atomizar mi lucha de las del resto. Porque la atomización lleva a pelear por separado, y quiero volver a la transversalidad de las luchas.

Además la película habla sobre qué pasa cuando uno no está, cómo nos recuerdan, qué recuerdan, ¿hiciste la película para decir este soy yo?
Yo creo que la pandemia nos ha puesto más cara a cara con nuestra finitud, aunque esto es anterior, por eso puse la placa de que el BAFICI el año anterior se interrumpió por COVID, porque había algo del fracaso de la humanidad, que se habla al final también, y me parece que la pandemia, la vacunación y la distribución de la riqueza es el gran fracaso de la humanidad, uno esto, porque es la misma inequidad del capitalismo de la que estamos hablando. Cuando pasan cosas como los suicidios de jóvenes, siento que fracasé como generación y en militancia LGTB si frente a la oscuridad del mundo no hay grupos de pertenencia, más allá de la letra que uno ocupa, a mí la lucha se me hizo transversal cuando vi a mis amigas heteros tratando de ocupar espacios no hegemónicos frente a sus maridos y amigos, cuando vi a mis amigas lesbianas tratando de negociar en vivo frente a la fantasía masculina, así aprendí a entender qué era una identidad disidente, no sólo en mi letra, por eso es importante expandir la mirada sobre los derechos, hasta que la identidad sea la de cada quien y nadie pregunte sobre sus particularidades, pero siento que se está atomizando la lucha y lo veo como un signo de preocupación y el sistema es muy sabio para sostenerse.

¿Una película puede cambiar la realidad?
La película no tiene la intención de cambiar la realidad, pero sí de dejar la existencia y el retazo de una memoria frente a la finitud de la vida. Como realizador, no del mainstream ni del independiente, estoy en un mar de goce, de felicidad, de viaje, un mundo que quería contar como una experiencia particular de búsqueda, la vida es eso, porque en medio de la reacción inmediata de la experiencia de las redes, intento llevar al extremo la búsqueda de atención, escuchá esta música, mirá este río, me puedo parar frente a la casa de Tennessee Williams, un alma con la que me siento transmutada cuando leo sus textos, hay algo de ser fantasma en un futuro sobre los demás, y Queer Diaries es todo eso.

¿Qué podés adelantar de Norma, con Mercedes Morán?
Es un proyecto que surge de un profundo deseo. Estamos hace 13 años trabajando en él. Ella vio ¡upa! y leyó mi novela Nelly R. y le pidió a un amigo que nos conociéramos. Fui a cenar a su casa y nunca más dejamos de vernos, y además de escribir un guion. Es una relación que creció tanto. Es una de las sorpresas más maravillosas que me dio este mundo artístico, conocer a alguien que admirás y te enamorás. La historia de Norma cuenta cómo una mujer siguió toda su vida “normas” y no siendo muy feliz y a partir de que la abandona la empleada de toda la vida se abre una caja de pandora. Es una comedia, termina vinculada con el cannabis, con una especie de terapeuta alternativa que la va a interpretar Paulina García, se está armando un dream team en todo los sentidos, técnicos, de producción y hasta se puede sumar alguien desde Uruguay a nivel interpretación. Mercedes está presente en todo el metraje y es sobre el cambio de una mujer que decide salir de la norma. Creo que se hará cuando se termine la vacunación masiva, porque es para hacer con intimidad, no la veo haciendo con distancia, o excepto que estén todes vacunades, la veo ni bien termine la pandemia.

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