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Crítica de "Sky rojo" con Lali Espósito y la banalización de la trata

La nueva serie de los creadores de "La casa de papel" resulta un producto vacío de contenido que banaliza temas como la trata de personas y la prostitución.

jueves 18 de marzo de 2021

En algunas oportunidades los productos no logran dialogar con la agenda de temas de una época, y así como en la década del noventa el entretenimiento supo nutrirse de la cultura pulp para construir apasionantes relatos, hoy en día, la banalización de la trata de personas y la prostitución le juegan en contra a la gran apuesta del gigante del streaming, Sky Rojo (2021).

Tras la serie, los mismos creadores de La casa de papel, también los de White Lines, producciones que atraparon a las audiencias con sus propuestas entretenidas, pero, en el fondo, vacías de contenido.

Aquí la apuesta se redobla, elenco internacional, estrellas consagradas para contar cómo tres prostitutas se alejan de un burdel al que llegaron engañadas, con conocimiento, por elección, o, vendidas por sus madres.

En Sky Rojo todo es confusión, todo es pirotecnia audiovisual, potenciándose con un vertiginoso montaje que, en vez de empalmar escenas, las sincopa, rasgo y elección que, al trabajar la trama en dos tiempos distintos, termina por generar, justamente, el efecto de invisibilidad del eje del relato, hombres que controlan mujeres, mujeres sometidas al escarnio, y sentimientos descriptos con trazo grueso para generar vínculos entre los actantes.

La trata de personas es una realidad dolorosa que atraviesa sociedades y países. Sea el primer mundo, el tercero o el décimo sexto, millones de mujeres y hombres son víctimas de redes de prostitución en todos los niveles.

Cuando Sky Rojo presenta entre brillantinas su burdel, una magnifica construcción en medio de la nada, ni siquiera la advertencia al comienzo sobre los números de un negocio que mueve millones y millones de dólares al año, logran que su mensaje, una historia de tres mujeres (Yany Prado, Lali, Verónica Sánchez) que se empoderan a fuerza de muerte, drogas y venganza, termine siendo contraproducente para aquello que supuestamente se denuncia.

Con guiños al cine de Tarantino, Robert Rodríguez, y series clase B de los años ochenta, Sky Rojo, hasta en su duración, episodios de 20 minutos, sólo quiere conectar con aquello que cree que se puede aún seguir mostrando sobre la prostitución, pero sin aportar una reflexión, necesaria, en tiempos actuales.

Mientras se vive el boom de la ficción española, y el país ibérico ha concentrado el grueso del interés de productoras y plataformas, la emergencia de una serie como esta, al menos merece una profunda revisión sobre aquellos temas que se desean contar, si es que, como en este caso, no van acompañados de lucidez más allá de la explosión visual que se quiere mostrar.

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