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Crítica de "The United States vs. Billie Holiday", intrascendente retrato de Lee Daniels

Billie Holiday, considerada una de las mejores cantantes de jazz de todos los tiempos, es recordada tanto por su expresiva voz como por su adicción a las drogas y al alcohol y su prematura muerte a los 44 años.

domingo 14 de marzo de 2021

En The United States vs. Billie Holiday (2021), basado en el relato de un libro de 2015 del periodista Johann Hari titulado "Chasing The Scream: The First and Last Days of the War on Drugs”, el director Lee Daniels crea un retrato biográfico de la notable cantante a partir de la persecución que sufrió por el departamento federal de narcóticos como parte de una operación para silenciarla por sus canciones sobre los linchamientos a afroamericanos. Particularmente por su interpretación de “Strange Fruit", una canción que cantó por primera vez en 1939 en el Cafe Society, el primer club nocturno racialmente integrado de la ciudad de Nueva York. Las autoridades gubernamentales ordenaron a Holiday que dejara de cantarla, pero ella se negó y el FBI la apuntó como parte de una ofensiva contra el consumo de drogas a través de una misión encubierta liderada por Jimmy Fletcher (Trevante Rhodes), con quien Billie mantuvo un tumultuoso romance.

La cantante y compositora, nominada al Grammy, Andra Days, en su debut actoral, que le valió el Globo de Oro a la Mejor Actriz Dramática, se pone en la piel de Billie Holiday, una artista sin igual que sufría de una fuerte adicción a la heroína y vivió múltiples devaneos amorosos; relaciones con hombres entendidas en clave de sometimiento y una sexualidad ambigua para alumbrar un carácter laberíntico. O al menos ese es el retrato que Daniels quiere mostrar en una película biográfica dispar, plagada de clisés y lugares comunes.

The United States vs. Billie Holiday utiliza el recurso del flashback para, desde una entrevista paga que le concedió a la periodista radial Reginald Lord Divine (Leslie Jordan), relatar su experiencia sobre cómo "Strange Fruit" provocó tanto al FBI que la colocó en su punto de mira durante la mayor parte de su vida. El guion es caótico, tambalea y hace agua por todos lados, y la sutileza no existe. Hay subtramas románticas, escenas musicales, y mucho melodrama. Un coctel donde todo se mezcla y el resultado termina siendo un cambalache sostenido en la actuación de Days, que hace lo que puede (y quiere).

Por supuesto que no falta una obvia, clara y subrayada denuncia al racismo, con alegato incluído, que no aporta nada nuevo y que resulta tan intrascendente como la propia película.

4.0
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