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Pablo Molinero sigue dando lucha a "La Peste"

“Las verdaderas obras artísticas arremeten contra el ser humano, contra sus pilares, y se convierten en clásicas y universales cuando da igual la época que sea”, dice a EscribiendoCine.

Pablo Molinero sigue dando lucha a "La Peste"
Pablo Molinero en "La Peste"
Pablo Molinero en "La Peste"
domingo 14 de marzo de 2021

La nueva temporada de La Peste, que fue grabada íntegramente en Andalucía, consta de seis episodios de 45 minutos de duración. Los dos primeros fueron dirigidos por Alberto Rodríguez y los cuatro restantes por David Ulloa.

Cinco años después de la última gran epidemia de peste, Sevilla ha conseguido reponerse. Sigue manteniendo el monopolio del comercio con las Indias y su prosperidad va en aumento. Pero el crecimiento de la población se dispara alcanzando unos máximos históricos. El gobierno no es capaz de alimentar a sus habitantes ni de asegurarles servicios asistenciales mínimos. El descontento social crece y se cristaliza en el nacimiento de La Garduña, el crimen organizado, que ha tomado el control de la ciudad.

Al elenco protagonista encabezado por Pablo Molinero (Mateo), Sergio Castellanos (Valerio), Patricia López Arnáiz (Teresa), Jesús Carroza (Baeza) y Cecilia Gómez (Eugenia), se suman Federico Aguado (Pontecorvo) que da vida al nuevo asistente de la ciudad y primer político de la época, Luis Callejo (Conrado) y Estefania de los Santos (María de la O).

¿Qué le espera a tu personaje en esta nueva temporada?
Después de tocar fondo sólo puede resurgir de sus cenizas, o morir o renacer, como un ser nuevo. El viaje al nuevo mundo lo emprende de una manera suicida y un poco kamikaze. Sin revelar mucho, acaba en Puerto Hambre, donde muchos mueren, y la convivencia con unos indígenas le devuelve la fe en sus congéneres. Esto lo hace borrar página y volver a ser alguien que puede empatizar por los demás, embarcarse en aventuras sentimentales, un ser nuevo.

¿Cuáles fueron los desafíos de esta temporada?
Ver cómo comienza a entrarle la luz, cómo va viendo la vida con otro prisma, él ayuda a Teresa con su quimera de sacar a las prostitutas del río, en otro momento hubiera hecho otra cosa, pero entiende ese dolor del colectivo y se involucra en esa lucha. En la primera temporada era algo concreto Mateo, y cambiarlo en esta era difícil, sin dejar de ser Mateo. Al primer ensayo de la segunda temporada llevé muchas cosas, pero el director me decía que no era otra persona, así que hubo que matizar, dándole un poco de luz, pero sin perder su esencia.

¿Cuál fue el principal desafío para encarnar a Mateo?
Tuve dos desafíos importantes, uno es el de Pablo, que vengo del teatro físico y el director no me dejaba hacer casi nada, en cuanto a gestos, y ese fue el gran desafío, con el tiempo veo que fue un intento de desarmarme, que vaya más al interior y en cuanto al tono algo más preciso. En cuanto a Mateo, la depresión que tiene por haber nacido en un tiempo tan oscuro, como un visionario que sea mucho más renacentista y avanzado a su tiempo, encarnar esa depresión y no terminar haciendo un personaje depresivo, lúgubre, ese fue el desafío. El director me pedía que lo llenara de vida, porque más allá de su depresión, tenía muchas ganas de vivir. No dejarse arrasar por la depresión, ese fue el reto.

¿Qué sensaciones te dejó antes y después de rodar esta segunda temporada?
La primera fue muy maratónica, un reto de equito tan grande, que volver a enfrentarnos a una segunda temporada fue difícil. Fue algo un poco difícil porque en ese tiempo me convertí en padre, entonces todo se me acumuló. Sentía que no me daba vida para el trabajo y pensar que otra vez íbamos a estar en los sets de grabación me complicaba. Pero el equipo humano es tan grande y valiosos que sin pensarlo dijimos “vamos a la piscina”. Después de hacerla saboreamos la acción. La segunda temporada tiene que ver más con la lucha, con un entramado mafiosos, la lucha de las guerrillas, la calle y pequeñas bandas. Al final fue un gusto rodar, porque me gusta todo el trabajo físico, hay algo que me dio un poquito de alegría que fuera más luminosa que la primera.

Esta es una serie que presenta escenas muy duras de algún momento de la sociedad, ¿cómo ha sido trabajar en esta serie? ¿te pone a reflexionar como actor?
Hay algo en Mateo que lo hacer ser camaleónico. Él fue a un palacio para hablar con un noble, pero también visitó las cabañas del extramuro, él es un abanico completo de colores de aquella época. La realidad era muy dura. La fe de Mateo por los hombres estaba muerta. Las situaciones que se dan durante una pandemia golpean fuertes. Los ricos son los que intentas salvarse y los pobres quedan desbancados. Hay algo que sirve como un poco de metáfora de esta serie. La peste es una pandemia, pero la peor peste es el ser humano, la corrupción y sigue presente hoy en día y esa es la gran reflexión de la serie.

¿En la segunda temporada vemos qué pasó tras la plaga, crees que nuestro “día después” será similar en la realidad?
Espero que no, porque es el después de la plaga, pero no salen mejorados como especie, de hecho, vemos la corrupción que va desde el entramado social hasta las clases más altas y la política. Es un entramado mafioso a todos los niveles. Ojalá a nosotros nos vaya un poco mejor, porque haber pasado por esto no quiere decir que los que tengan más o los políticos cambien, la reflexión es interna y debemos hacerla. Sí creo que hay una conexión más global que en ese entonces y las disidencias, que anuncian los abusos de poder, reflejan cómo salir de esas situaciones. Lo único que mueve a los pueblos es ver cómo otros pueblos de otros países logran cambiar las cosas. Esa es una gran ventaja.

¿Cómo ves a la humanidad en comparación lo que vemos en La Peste?
Indudablemente si hablamos a nivel humano, si hay cosas que vamos mejorando. En relación al machismo con las mujeres todavía tenemos mucho que mejorar, pero estamos avanzando. Mucho de aquella época eran cosas injustas, a los niños en ese entonces se les usaba como mano barato. El hombre y la mujer tienen que ser igual. Es cierto, lo estamos intentando hacer, pero creo que todo tiene que ver con el nivel social. Tenemos que denunciar la corrupción si está en nuestras manos. Además, si cambiamos, eso nos hará ser personas muy diferentes. En España, cuando estábamos encerrados comenzaron a reflexionar mucho las personas, hubo una ola energética para cambiar la situación. Es un reto que tenemos por delante.

La primera temporada se estrenó en HBO en el momento más complicado de la pandemia, aunque sabemos que es ficción, predijo muchas cosas que después vivimos en el confinamiento, ¿cómo se vive participar en una serie que predijo el presente sin saberlo en el momento que estaban haciéndola
Es muy interesante, porque uno se acerca al hecho creativo para aprender cosas. Esta es una serie histórica y yo no sabía cómo se hablaba en esa época, y el director nos pidió que habláramos de una manera cercana, nos alejamos de lo pomposo del castellano antiguo, para que sea cercana, porque al final me di cuenta que era muy semejante a lo que pasa hoy en día. Yo estaba vestido de época, pero lo que pasaba era contemporáneo. Es como si hiciéramos una obra de hoy en día, porque hay gente con problemas económicos como hoy, gente que abusa de otra gente, las verdaderas obras artísticas arremeten contra el ser humano, contra sus pilares, y se convierten en clásicas y universales cuando da igual la época que sea, por eso hay algunos clásicos que se vuelven a poner en pie porque los temas no han pasado de actualidad. Me parece interesante hacer la reflexión, pero al mismo me da tristeza porque no evolucionamos como ser humano, pero no quiero, creo que somos lentos, porque un cachorro a los meses ha está despabilado, nuestros hijos no, vamos poco a poco, pero seguros, quisiera pensar que no ha pasado tanto tiempo, son siglos, pero es poco a poco ir hacia una mejora, porque si no nos queda el sabor que no cambiaremos nunca, y no quiero. El hecho de denunciar la corrupción como en la serie ya es algo porque si no sólo habría abusadores y masa abusada y punto, creo que en base a denuncias habrá cambios.

En la serie se mira con ojo crítico el mundo de la prostitución ¿cómo se conjuga Mateo en él?
Él ha cambiado su manera de ver el mundo y comienza a empatizar con otros problemas, ajenos, y a través de Teresa y Valerio él intentará ayudar a salir a esas mujeres de la prostitución, ya no dentro de la mancebía, donde era legal, sino en cabañas y extramuros, Mateo se ve atrapado por las ganas de ayudar a esas mujeres, y él como está jugado, se involucra en cuerpo y alma.

Al actuar en una serie histórica ¿te cambia la mirada sobre la época?
Claro, y en la serie hay otras capas de la sociedad que no se cuenta en los libros de historia, como por ejemplo los inmigrantes, algo que hoy sigue pasando.

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