Crítica de "Primario", documental de Nazareno Guerra sobre la educación en colegios católicos

Nazareno Guerra cursó la escuela primaria en un colegio católico de la ciudad de Buenos Aires entre 1989 y 1995, años coincidentes con la primera presidencia del recientemente fallecido Carlos Saúl Menem. En Primario (2019), el psicólogo y realizador audiovisual, trabaja sobre la construcción de la subjetividad a partir de su experiencia educativa.

Durante la presentación de títulos se muestra un montaje en donde símbolos religiosos y otros vinculados con la educación se entrecruzan para formar un collage. Una simple y clara metáfora de como ambas instituciones se retroalimentan en una clara convivencia avalada por el Estado argentino. Dicha convivencia lo lleva a Guerra a preguntarse cuestiones vinculadas a su educación e investigar la influencia religiosa sobre ésta durante el periodo gobernado por el menemismo.   

De un modo dinámico, descontracturado, irreverente, alejado de toda formalidad, Guerra utiliza imágenes de archivos, testimonios de sus compañeros, familiares, del filósofo y teólogo Rubén Dri, junto a VHS caseros, algunos personales, otros institucionales, para proponer una relectura de su propio pasado escolar. Los recuerdos personales son interpelados por las imágenes de aquellos años provocando una sensación de extrañeza y desconocimiento sobre algunos hechos vividos como la jura a la bandera o la primera comunión. Hoy interpretados como una acto nazi.

Primario, como El silencio es el cuerpo que cae (2018) o Esquirlas (2020) busca a través del relato personal desentrañar cuestiones colectivas, en este caso el de una triada compuesta por el Estado, la iglesia y la familia, una santísima trinidad que se retroalimenta de cada uno de sus componentes para seguir adoctrinando.