Crítica de "Sangre no es agua", fallido debut de Divina Gloria detrás de cámara

La actriz y cantante Divina Gloria debuta tras las cámaras junto a Cecilia Menis, hija de la realizadora María Victoria Menis, en un errático documental cuyo eje gira sobre dos líneas de acción: el teatro judío y la historia de la familia de la artista vinculada a dicha actividad.

Crítica de "Sangre no es agua", fallido debut de Divina Gloria detrás de cámara
martes 22 de febrero de 2022

Sangre no es agua (2021) se basa en una investigación de Mark Johnson sobre la familia Ariel y su relación con el teatro Yiddish, tópico que le sirve a la actriz y ahora realizadora para indagar no solo sobre su pasado familiar sino también sobre la herencia artística. La narración bucea por los recuerdos familiares. Los Ariel, abuelos de Gloria, llegan a Buenos Aires, huyendo del nazismo, y presentan obras en Yiddish en el viejo Teatro Excélsior, ubicado en la Avenida Corrientes, enfrente del –por entonces- Mercado del Abasto.

El dúo de directoras, que por momentos toma algunas decisiones estéticas que no se entiende su lógica como que el plano sonoro musical este por encima de la voz, juega con la desprolijidad visual sacando provecho de ello a la hora de empalmar escenas de archivo de viejas filmaciones sin remasterizar o testimonios caseros grabados a través de una PC para, así, apostar por un formato disruptivo que por momentos se vuelve demasiado caótico y carece de rumbo.

La narración, fragmentada, nostálgica y, como los recuerdos, difusa (y confusa) se mueve entre el pasado y el presente, la investigación rigurosa y el homenaje, lo familiar y lo histórico, el teatro y el cine. Entre la sangre y el agua.

4.0
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