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Crítica de "Malcolm & Marie", fallido drama romántico con Zendaya

En el eco lejano de otras propuestas, "Malcolm & Marie" (2021), dirigida por Sam Levinson con Zendaya y John David Washington en roles centrales, se presenta como una ambiciosa construcción que revisita el clásico género dramático de películas de parejas en conflicto pero que termina ahogándose en sus propias pretensiones.

Crítica de "Malcolm & Marie", fallido drama romántico con Zendaya
martes 02 de febrero de 2021

Una primera y potente escena presenta, casi teatralmente, a los personajes que dan nombre a la cinta, una pareja que deberá lidiar, en el transcurso de algunas horas, con los mismos claroscuros a los que diariamente se exponen, pero que, en la evidente desconexión que ambos poseen entre sí y un evento que descoloca a ambos, un nuevo campo fértil para la disputa se plantea como horizonte de esta fatídica noche a la que los espectadores asistimos como meros acompañantes de una siniestra y perversa pesadilla.

Pero, a los pocos minutos de iniciado el “show”, la pregunta es cuánto tiempo se puede seguir, como voyeur, asistiendo a la interminable sucesión de escenas en las que los improperios y diálogos no hacen otra que, en la acumulación, generar una situación incómoda, pero no por la verdad que transmiten, al contrario, sino por el artificio y su necesidad de revisitar sin aggiornamiento un género que supo ser manejado con eximia mano por realizadores como Ingmar Bergman, Mike Nichols, Michelangelo Antonioni, François Truffaut y Woody Allen, entre otros.

Levinson juega en Malcolm & Marie a simular esas viejas propuestas, y deja en algunas ocasiones puntos vacíos para imaginar posibles desenlaces a la situación, pero en vez de profundizar en ese juego, prefiere teñir su relato de blanco y negro y regodearse, en los títulos, caprichosamente, con una presentación como las de antaño, potenciando las comparaciones, y perdiendo la partida con creces.

La puesta teatral, excepto por el plano secuencia inicial que recorre toda la superficie de la vivienda en donde acontecerá el devenir narrativo, en el relato de aquello que comienza a resonar negativamente en uno y otro, le permite profundizar al realizador en una tóxica relación a punto de desmembrarse por los egos y caprichos de los protagonistas, y no mucho más que eso, perdiendo la oportunidad, además de lograr la expectación del público por saber qué hará a nivel cinematográfico un realizador que supo recientemente sorprender con un manejo de cámara y libertad únicas en la recomendable serie Euphoria, y que aquí parece tener otro timing, casi de principiante.

A esto se suma la juventud de Zendaya, frente a la cantidad de hechos que supuestamente se anuncian que ha atravesado en su vida dentro de la película, imposibilitando que la actriz pueda encarnar ese relato y transmitir correctamente el verosímil de aquella mujer que le presenta el guion, atravesada por el dolor de adicciones pasadas y la negación de su pareja ante la apropiación de su propia historia.

El fuego fatuo que se desprende de las interpretaciones, es también uno de los motivos por los cuales la progresión dramática, sin conflicto aparente más que la incesante proliferación de gritos e insultos entre los personajes, no termine de reverberar en un público cautivo de las propias necedades de un manipulador y vacío cuento, del cual se esperaba algo más que un deja vu de películas y propuestas ya vistas en el pasado.

4.0
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