Esto no es un funeral, es una resurrección

El relato, narrado por un cuentacuentos, sigue al personaje de Mantoa, la curandera del pueblo, que a sus 80 años sufre por la muerte de su hijo. Pero pronto descubrimos que esa muerte no es la única sino que antes perdió a su marido, su hija y su nieto. Mientras espera su propia muerte, Mantoa se entera de que todos los habitantes del pueblo serán desplazados a la ciudad porque la zona va a ser inundada para construir una represa destinada a abastecer de agua potable al sur de África.Mosese, que debuta en la ficción ficción a través de un universo personal, la elección del formato 4:3 es toda una declaración de principios, recurre a una puesta en escena que juega con las luces, las sombras y el sonido para situar esta crónica colectiva en torno a un mundo en transformación a partir de una realidad hipnótica que se intercala con una historia contemporánea naturalista. Un híbrido entre la exaltación de las fuerzas de la naturaleza de O que arde (2019) y el retrato femenino que retrata Pedro Costa en Vitalina Varela (2019),Esto no es un funeral, es una resurrección, que se emplaza en un pequeño pueblo en las montañas de Lesoto, un país geográficamente enclavado dentro de Sudáfrica. aborda un abanico de temas, que muchas veces se oponen: modernidad y naturaleza, vida y muerte, comunidad rural y éxodo urbano, esoterismo y cristianismo. Pero también presenta a un artista exigente, dotado de una voz original y fascinante, que sabe situar la frontera que separa lo real de lo invisible o de lo indecible.