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Crítica de "Nuevo orden", polémica obra de Michel Franco premiada en Venecia

Dividida en dos instancias, se propone como un discurso cinematográfico que dialoga de manera potente con la actualidad.

lunes 21 de diciembre de 2020

A diferencia de Roma (2018) de Alfonso Cuarón, donde cierto romanticismo y manipulación empujaban al espectador a empatizar con la mirada sesgada y hollywoodense del autor, aquí, si bien ese sesgo está presente, y se puede hasta presuponer que cierta mirada de clase del director impulsa su narración, no es Franco el único realizador que se sirve de imágenes violentas y vejaciones para conmocionar y manipular al espectador para que empatice o rechace completamente aquello que ve en la pantalla. Como así tampoco será el primero o el último que se valdrá de cierto reconocimiento del espacio para tejer los hilos necesarios de una propuesta artística que en la urgencia y correlato con la agenda mediática, suma potencia.

Hay una boda, lujosa, en una gran mansión, en un barrio privilegiado de la Ciudad de México, una pareja (Naian González Norvind, Darío Yazbek Bernal) disfruta de la tan esperada fiesta, pero, en el medio de ella una revuelta virulenta de la clase popular transformará ese espacio de celebración en una tensa historia de drama y sumisión y en donde la vida de cada uno de los invitados y protagonistas puede ser objeto de secuestro para conseguir sumas de dinero.

Hay regodeo en cómo presenta Franco esa toma de poder, sí, hay regodeo en el mostrar la violencia sobre los cuerpos y sobre esa clase dominante, también, pero no es ese el único fin de un realizador que asume riesgos al hablar, en una distopía, en la que se habla de aquello que como sociedad podría acontecer en el corto plazo si de una vez por todas no se cambia el ritmo de la explotación en pos del progreso.

Tal vez el trazo grueso resuena como una mala vibración en una puesta ajustada que tras salir de esa primera etapa, donde la boda tiene un rol protagónico, como escenario casi único de la historia, revitaliza el relato con suntuosas descripciones de campos de concentración y estallidos sociales, con imágenes que se podrían haber obviado, como así también descripciones cinematográficas que en el devenir de los protagonistas podrían no haber estado. Pero está claro que hacen al contexto de un thriller de intensa carga dramática que termina casi como un manifiesto/dogma de lo que podría pasar en cualquier ciudad o pueblo de América Latina y del mundo, de manera inminente.

Es tal vez por esa urgencia, por la decisión de Michel Franco de utilizar detalles y largos paneos y travellings, como así también por la gracia con la que construye casi como coreografías algunas escenas, que Nuevo orden (2020) no logra despegarse de la cotidianeidad noticiosa y noticiable de los medios de comunicación imperantes en la región.

Pero, ¿quién podría dudar sobre la revuelta que Nuevo orden plantea? En tiempos de fake news y teorías conspiratorias… nadie. Y ahí está una vez más el cine para dar testimonio de aquello que tal vez pueda pasar, haya pasado o pasará, en una experiencia cinematográfica totalizadora y que resuena en la cabeza del espectador mucho tiempo después de haber sido vista. Y si eso pasa, claro que sí, la propuesta amplía su universo, creando maneras de leer la actualidad, con una ficción que resignifica el presente con lucidez e ingenio y se posiciona como un notable ejercicio de lucidez y potencia cinematográfica.

8.0
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