El trauma musical

Dios del piano

Esta película, que participó de la competencia oficial del último BAFICI, sigue una tendencia recurrente en las últimas producciones israelíes (El repostero de Berlín, Sinónimos: Un israelí en París), un cine de búsqueda de identidad dispuesto a romper con los mandatos de su sociedad de origen. 

Dios del piano
lunes 08 de junio de 2020
Dios del piano (God of the Piano, 2019) comienza de manera inquietante cuando Anat (Naama Preis) rompe bolsa mientras toca el piano en un concierto. Lejos de abandonar el escenario, continúa con el espectáculo inmutable. Su conflicto psicológico está anclado a la necesidad de recibir la aprobación de su padre, un famoso pianista y director de conservatorio.Al convertirse en madre, traslada sus frustraciones musicales a su hijo Idan (Andi Levi), a quien entrena para que sea no menos que un genio en potencia. Esa olla a presión que genera en sus vínculos (también con su pareja, a quien desmerece por no pertenecer al linaje artístico de su clan) empieza a desbordar.La película pone en jaque a las tradiciones, narrando los sacrificios de su errática protagonista, obsesionada por construirse a imagen y semejanza de su progenitor. Los deseos y frustraciones transferidos de generación en generación, tanto de padre a hija como de madre a hijo, se proyectan como pequeñas cárceles de las que resulta vital huir.De esta manera, el director aborda el peso de la herencia en clave de cine de terror, al poner el acento en aquello que se pierde cuando se busca satisfacer a un otro, y no se escucha lo que dicta la música interior.
7.0
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