Crítica de "Underwater", amenaza en lo profundo con aliens light y Kristen Stewart

Ambientada en un laboratorio submarino a 12 km de profundidad, la película es esencialmente una fusión entre Alien, el octavo pasajero (1979) y Aliens, el regreso (1986), extrayendo la estética, los personajes, el diseño sonoro, las situaciones y demás elementos; algunas coincidencias son tan específicas que rozan el plagio. También comparte la fascinación del director James Cameron por las profundidades del océano, aunque en este caso no ofrece nada nuevo o excitante por descubrir, solo viejos clichés que resurgen.

La "Ripley" de turno es Norah, interpretada por Kristen Stewart, rapada y (casi siempre) semidesnuda. Aunque el guión intenta darle cierta profundidad con dos monólogos al principio y al final de la película, parece un esfuerzo superficial para sugerir desarrollo en la trama. Sin embargo, Underwater se centra principalmente en la secuencia de muertes del elenco. Los personajes apenas reciben introducción, y poco importa, ya que son fácilmente reconocibles: quién esconde algo, quién se sacrificará, quién es el eslabón débil, quién proporcionará los chistes malos, etc.

La película arranca sin un primer acto y, en cuestión de minutos, alcanza la intensidad de un excesivo tercer acto, completo con explosiones y escenas a cámara lenta. La falta de establecimiento de contexto, relaciones y motivaciones afecta al resto de la película, que sufre de premura y carece de suspenso. Avanza a toda velocidad hacia lo predecible y no se detiene durante sus 95 minutos para considerar que el camino podría no ser tan lineal ni tan transitado.

Kristen Stewart y Vincent Cassel destacan entre los actores, a pesar de las limitaciones del guión. La fotografía, aunque a veces confusa y opaca, tiene algunos momentos sobresalientes, aunque carece de verdadera creatividad. A pesar de algunos momentos de buen gore, la película se queda corta y resulta ser un producto insulso y derivativo.