MUBI - 7 Puntos

Crítica de "Estaba en casa, pero...", de Angela Schanelec

Ganadora del Oso de Plata a la Mejor Dirección en la 69° Berlinale, "Estaba en casa, pero... ("I Was at Home, But", 2019) de Angela Schanelec es una película tan construida en su dirección como en su montaje. Es narrativa, en la medida en que las escenas se suceden y los personajes se transforman, pero no acomoda al espectador con un contexto definido o una temática evidente.

lunes 04 de noviembre de 2019

A modo de preámbulo la película abre sobre un grupo de animales - un conejo, un perro, un burro - concentrados en una especie de comunión entre los tres, apacible y violenta al mismo tiempo. Reaparecerán eventualmente, reforzando la idea de que son los testigos de la historia. Les abandonamos lentamente para hacer zoom en el opaco drama que aflige a una mujer, Astrid (Maren Eggert), cuyo hijo acaba de reaparecer luego de una misteriosa ausencia en el bosque.

Así como el título de la película queda incompleto, al borde de la protesta, la trama jamás se materializa en el sentido tradicional de una historia. Fragmentada en una serie de extensas viñetas, las escenas se suceden sin causalidad aparente. El hilo conector es que Astrid es una mujer neurótica que transmite sus inseguridades a quien le da charla: el hombre que le vende una bicicleta, un director de cine, los profesores de su hijo, etc. Algunas escenas son breves y difusas, pequeñas reflexiones en medio de un largo día. Otras se convierten en largos planos secuencia, dialogados de manera tan intensa como oblicua.

Dos escenas sobresalen, cada una espejándose en la otra. En la primera, simpática, Astrid y sus hijos bailan en un hospital al compás de un cover acústico de “Let’s Dance” de David Bowie. En la segunda Astrid rechaza los abrazos consoladores de sus hijos, echándolos de casa. Entre las dos se yergue la escena más larga de la película, un plano de 10 minutos durante el que Astrid charla con un director de cine, recriminándole la deshonestidad del medio. Toda la película tiene un tono enlutado; el de esta escena, en cambio, suena confesional y cercana a algún tipo de verdad.

Palabras como “opaco” y “oblicuo” describen bien la película. Su intención parece ser capturar o sintonizar el estado mental de Astrid, que es uno de negación o represión. Si bien aprendemos un poco más de su situación y la de sus hijos, Estaba en casa, pero... es un rompecabezas que no incluye todas las piezas, sólo las justas para crear una impresión. En este sentido Angela Schanelec logra su acometido, con todas las sorpresas y frustraciones que su experimento conlleva.

7.0
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