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Crítica de "Una vida oculta", Terence Malick y su afán por embellecer la atrocidad

Con la vicaria estilización de circunstancias atroces nos encontramos en "Una vida oculta" (A Hidden Life, 2019), la última y fallida película del director Terrence Malick.

Crítica de "Una vida oculta", Terence Malick y su afán por embellecer la atrocidad
lunes 13 de septiembre de 2021

El director que desde El árbol de la vida (2011) viene descendiendo por los oscuros senderos del autoplagio, la new age y la condescendencia, agota en las tres horas de planos secuencia neumáticos (Dolly mediante) y cámaras que se acercan y alejan de los personajes y distintos elementos, con su ya clásico abuso del gran angular.

En fin, que si tomamos en cuenta que, para colmo, estamos ante una típica película “de tema importante” (el de los objetores de conciencia en Austria durante el nacimiento y gobierno del nazismo), el resultado no puede ser más agotador y contradictorio.

Es tanto el interés en la búsqueda de una pretendida belleza y la mirada desde una supuesta superioridad moral (religiosa también), que los personajes carecen de toda carnadura, no hay lugar para la construcción de progresión dramática alguna.

Las cartas que se envían los integrantes de la pareja separada por la oposición del marido de jurar lealtad a Hitler (de la detención a su juicio y ejecución) van llevando el hilo de la narración, lo que aumenta el carácter grave y sentencioso, habitual en Malick pero aquí derechamente insoportable.

2.0
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