Retrato urbano de un amor gitano

Me quedo contigo

En el marco de la sección Panorama de Cine Argentino del 33 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se presentó Me quedo contigo (2018), ópera prima de Julián González Díaz que nos invita a una historia de pasión en esta cosmopolita Buenos Aires. Se puede ver en Contar.

Me quedo contigo
lunes 12 de noviembre de 2018
Joaco (Joaquín Auteli), el protagonista de Me quedo contigo, funciona como aquel grafiti que deja su huella en la pared: aunque quizás no se le preste mucha atención es parte fundamental del paísaje urbano. Sin estos dibujos a los lados, ya sea en calles o subtes, la vista no sería la misma. Tal vez alguna que otra mente más conservadora no lo comparta, pero no hay dudas que estos dibujos forman parte de una expresión contemporánea indispensable. Díaz presenta su primera película en el 33 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y la misma resulta un relato sincero de pura frescura neorealista.Me quedo contigo es una obra que combina determinados factores de manera eficiente. El montaje del film es un punto alto ya que, a lo largo de los 70 minutos de duración, uno puede pasar por un subibajas de intensidades gracias a las diversas escenas que conviven. Durante el largometraje Díaz utiliza un recurso que, si se lo emplea inconexamente, podría desencadenar en una burda e incoherente historia. El uso de diferentes escenas musicales, la construcción de videoclips que se encargan de hacer hincapié al cierre decoroso de bloques o partes de la historia, resulta un acierto sensato que le otorga una estética muy particular. A la música jamás se la deja de lado, siendo el flamenco, la cumbia o el reggaeton/trap ritmos que conviven en la película, tal como los distintos personajes de la actual Buenos Aires.El baile de un niño gitano, el robo de paredes dibujadas con graffitis, el vandalismo, el conflicto con bandas, la desaparición de un perro y el crisol de razas son temas que forman parte de esta ópera prima. Pero, por más que cada uno contenga un trasfondo para detenerse, estos son algunos detalles de una historia aún más profunda: la historia de Joaco y el amor. La razón de cada acción que realiza el protagonista tiene un objetivo que lo clarifica. Es el amor la fuente innacabable de su trayecto: amor por sus dibujos, amor por su familia, amor por sus amigos, amor por sus novias. Pero también es el amor el que lo hace tener miedo, logrando que se escape de determinadas situaciones cuando todo marcha bien. Parece que la estabilidad no es lo de Joaco y en la volatilidad se siente cómodo. Y esto es tal como pasa con Me quedo contigo. En la volatilidad acierta, en la diversidad de personajes y escenas es donde sale triunfante.En este primer largometraje de Díaz la frescura está a la orden del día. La inexperiencia de los actores, los cuales realizaron escenas de corrido sin un guion definido esperando el corte del director, otorgaron diálogos y situaciones de manera natural, tal como si estuvieramos en presencia de personas reales alejadas de cualquier tipo de ficción. Me quedo contigo demuestra que en el riesgo está el acierto y, lejos de cualquier tipo de tabú, consigue un retrato espontáneo semejante al baile de un gitano delante de una pared decorada por grafitis.
7.0
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