Tomasa

Luisa vive con sus cinco hijas en la estancia Tomasa, donde todas trabajan en labores que suelen ser destinados a los hombres. No solo en la limpieza y alimentación de caballos, sino también en funciones administrativas. Así es como ellas se encargan de romper convencionalismos integrándose de manera natural y libre con su destino, pues la noción de herencia yace entre ellas al seguir el camino del padre. Pero además de enfocarse en eso, este documental es la recopilación de información sobre el mundo rural, tanto en temas de los químicos y el tratamiento que reciben los animales, y todo lo devela que el mundo campestre también tiene problemas que no deberían pasarse por alto.Es interesante como Tomasa logra, desde el inicio, que su atmósfera se dibuje por si sola y salga de manera enérgica a flote. Desde una cámara contemplativa y observadora consigue que una situación real y cotidiana alcance distintos matices hasta el punto de hacer de un registro pausado y tranquilo, un material enriquecedor y atrapante. Las imágenes bellas que se nutren de una excelente fotografía, terminan por hacer un film de tintes oníricos pues la rutina diaria comienza a tener otros niveles, dejando la frialdad cotidiana para llenarse de musicalidad pictórica, y de un misterio que se concentra entre los juegos y conversaciones de los personajes femeninos que son lo más importante al sostener todo la atmósfera creada.Resulta aún mejor si el grupo de mujeres generan empatía con el espectador. Son divertidas, perspicaces y llenas de alegría. Sus confesiones y charlas entre sí nos dan una mejor idea sobre su vida familiar y no dejan de perder brillo ni al hablar de las penas por una pronta separación, ni la inquietud temerosa por el mundo que se encuentra más allá de la estancia donde viven.Siempre es un reto que el diseño de un retrato fílmico encuentre una estructura idónea. Muchas veces forma y contenido son elementos difíciles de hacer coincidir y más cuando se habla de un retrato coral. Sin embargo, este documental dirigido por Juana Hodari, logra encontrar la mejor manera para que el efecto de un grupo quede bien impregnado. Y si bien es discutible la manera intempestiva y rompedora como se alterna este mundo bien construido con entrevistas que van por temas políticos y sociales, Tomasa es, al final, una producción de un nivel muy altivo y de gran valor.