Al fin de cuentas, una pareja

Entre nosotras

La última película de la realizadora de Viajo sola (Viaggio sola, 2013), María Sole Tognazzi, explora la crisis de una pareja conformada por dos mujeres. 

Entre nosotras
domingo 26 de marzo de 2017
Marina (Sabrina Ferilli) lo tuvo siempre claro: aún cuando era actriz y quería mantener cierta distancia con la prensa, su identidad sexual fue siempre la misma: la lesbiana. Dedicada en el presente a administrar su propio restaurant, transita su quinto año de convivencia con Fernanda (Margherita Buy), una arquitecta divorciada y con un hijo veinteañero quien, en determinado momento de la película, le dirá: “yo no soy una lesbiana, vos sos la única mujer en la que me fijé”. Para cuando llegue ese preciso momento, ya habrá corrido mucha agua en Entre nosotras (Io e lei, 2015), una película que se construye como un drama de pareja pero que mete mano a la comedia de costumbres (que aquí no equivale a decir “comedia costumbrista”) y a la comedia romántica.Casi un subgénero cinematográfico, la “película de separación” suele tomar como universo excluyente el burgués. Tal vez porque no sólo se ponga en riesgo una comunidad de a dos, sino porque lo que recibe una amenaza es todo un estándar de vida, un modo de vincularse con el afuera que excede el “puertas adentro” y ubica al individuo en un estado de incomodidad. Aquí queda claro desde el comienzo. Dueñas de una vida resuelta en términos económicos, estas dos mujeres llevan una cotidianeidad en la que pudieron administrar iguales dosis de trabajo y de placer aunque, claro, empiezan a aparecer ciertos signos de agotamiento y no tardarán en reavivarse los temores y pedidos de “reserva” de Fernanda. Todo ser hará más drástico cuando un viejo objeto de deseo aparezca en su camino y –para peor- se trate de un hombre.Si Entre nosotras no llega a ser una muy buena película es porque en cierta medida constriñe sus méritos a la mesura propia del universo que retrata. No hay demasiados méritos en la puesta en escena, que por momentos deviene televisiva, como tampoco en el guión, un tanto esquemático, y que hace en varios pasajes un uso abusivo de la elipsis (el más notable ocurre en la consumación de la aventura sexual). En cambio, su ritmo se sostiene por la convicción con la que las actrices deambulan en este drama que conjuga matrimonio burgués, conflicto de identidades y reafirmación del vínculo marital. Porque más allá de que se trate de un hombre o una mujer, de lo que aquí en verdad se trata es de sostener la “institución pareja”, con casa, gato, mucamo, y todo lo demás.
6.0
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