Crítica de "La forma exacta de las islas": Islas chinas
"La forma exacta de las islas" (2012) es un documental abordado desde varias líneas narrativas cuyo principal valor radica en el enfoque diferente que ofrece sobre la guerra de Malvinas.
En 2006, Julieta Vitullo emprende un viaje a las Islas del Atlántico Sur como parte de su investigación para una tesis sobre la Guerra de Malvinas y su representación en la literatura y el cine. Durante su estancia, tiene encuentros significativos con dos excombatientes, a quienes entrevista y filma, capturando así sus reflexiones sobre la guerra y sus consecuencias posteriores.
En 2010, Daniel Casabé y Edgardo Dieleke, realizadores de Cracks de nácar (2011), se embarcan en un proyecto para documentar aquel material casero. Su obra resultante, La Forma Exacta de las Islas, adopta un enfoque narrativo complejo que juega con la fragmentación y las temporalidades. Este enfoque genera una suerte de caja de resonancia, donde las historias se desprenden unas de otras, exigiendo la atención activa del espectador para tejerlas en un complejo rompecabezas narrativo.
El documental presenta testimonios que se contraponen, silencios que pesan, celebraciones rechazadas, pérdidas prematuras y una guerra absurda que se entretejen para crear un relato filmado en una tierra que, paradójicamente, es tanto familiar como extraña para todos los involucrados. Cada protagonista lleva consigo las marcas indelebles de la guerra, las cuales se revelan gradualmente a medida que la narrativa avanza.
La Forma Exacta de las Islas se distancia de la corrección política, tanto en su forma como en el contenido que emerge de ella. Ofrece una perspectiva audaz y provocadora sobre un tema que a menudo es abordado desde los clichés para evitar herir sensibilidades o mantener una postura políticamente correcta. Sin embargo, este documental desafía esas convenciones, ofreciendo una mirada sincera y multifacética sobre un conflicto profundamente arraigado en la historia y la identidad de la región.
