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Crítica de "El túnel de los huesos", la crónica de una fuga

"El túnel de los huesos" (2010) puede ser considerada como una típica película de fuga. Pero al nutrirse de ciertas características se acerca más a la estructura de un cine intimista que al de uno de acción.

Crítica de "El túnel de los huesos", la crónica de una fuga
martes 14 de junio de 2011

Inspirada en hechos reales, la primera ficción de Nacho Garassino está ambientada en 1991, cuando un grupo de siete presos de la cárcel de Villa Devoto logra fugarse sin dejar rastros. Un periodista toma contacto con algunos de los prófugos y así se reconstruye una historia cuyo trasfondo adquiere, en primera instancia, estrecha relación con la última dictadura militar argentina.

El periodista Ricardo Ragendorfer fue quien desmarañó el caso y originó el relato periodístico. Él –en la piel del actor Jorge Sesán- es el encargado de llevar el hilo de una trama que comienza a partir de un flashback y en la que no existe linealidad.

Como en toda crónica periodística coexisten los saltos temporales típicos de una historia cuyo relato se arma a partir de testimonios y que Garassino resuelve a partir de la utilización de un montaje alternado en donde la historia va y viene sin provocar confusión ni dejando cabos sueltos. El túnel de los huesos focaliza en la construcción de las relaciones entre los individuos por encima de una puesta en escena vertiginosa, recurso que uno esperaría y que sería casi un cliché.

La diferencia con otros films del mismo género subyace en la marcación de los climas por sobre lo rítmico, lo que hace que por momentos el relato adquiera cierta morosidad que lo distancia de la acción que a priori uno esperaría. Los diálogos pausados, cierta estilización en la forma de encuadrar y una fotografía que remite a las pinturas de Caravaggio logran que los personajes adquieran un valor trascendental por sobre el hecho en sí mismo.

Raúl Taibo, actor rotulado como galán de telenovelas, demuestra que casi siempre los encasillamientos son sólo preconceptos y que, si las oportunidades existen, se puede romper con el paradigma. La cinematografía local deberá empezar a ver con otros ojos a este actor que logra crear un recluso lejos de todo estereotipo y lugar común. Junto a él, logran destacarse Daniel Valenzuela, en un personaje a su medida, y Germán de Silva (protagonista de Las Acacias, recientemente premiada en Cannes).

Surgido como realizador del programa televisivo El otro lado, Nacho Garassino debuta en la ficción cinematográfica con un largometraje en el que la forma y el fondo llevan la marca personal de alguien que sabe contar una historia priorizando el minimalismo de las relaciones humanas por sobre la espectacularidad de la acción.

6.0
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