Crítica de "Red Post on Escher Street", de Sion Sono, el show de la pre producción

Una comedia satírica y paródica sobre el mundo del cine y el imaginario idílico alrededor de los directores estrella, y la fascinación y emociones que despiertan en la gente común.

Crítica de "Red Post on Escher Street", de Sion Sono, el show de la pre producción
miércoles 25 de noviembre de 2020

“Haz que tu próxima película sea ligera y divertida”, le dice un productor a otro en la producción de la película de ficción dentro de Red Post on Escher Street (2020), la última realización del prolífico -y multifacético- director nipón Sion Sono, que pone en práctica aquellas palabras.

Se trata de la película “Máscara” de Kobayashi, un director joven admirado por fans que ha creado un mito a su alrededor. Para el rodaje convoca un casting de nuevos talentos y, personas muy disímiles entre sí, se presentan a la audiencia con el sueño de ingresar en el mundo del cine.

Diferente al resto de su filmografía, consagrada por tratar temas controvertidos para el público, Sion Sono rodó este film con un elenco integrado por un grupo de actores de teatro, y en cierta medida es un homenaje a ellos, a todos los actores desconocidos que brillan de talento y simplemente no tienen su oportunidad para demostrarlo. También es un homenaje a los artistas en general que pueden canalizar sus problemas personales y transformarlos en un hecho artístico. Una catarsis liberadora expresada con coreografías de cámara -y mucho humor- en el final.

Se trata de una película coral que se toma el tiempo para describir a cada uno de los personajes participantes de la producción y posterior rodaje. Su vida privada, sus conflictos existenciales, sus anhelos y miedos.Sion Sono desarma la fantasía a su alrededor humanizando a los creadores y mostrarlos como personajes que sufren, dudan  y están llenos de inseguridades.

Hay grandes momentos muy divertidos entre los gags, cómo el capítulo que describe a los extras, con “el maestro”, un veterano extra que cuenta con cuarenta años de participaciones (de entre 5 y 15 segundos) en varias películas clásicas de la historia del cine japonés.

Lo mejor del film es el clima alegre que impregnan sus actores, quienes trasmiten las emociones propuestas con encanto. Quizás sea una película demasiada larga (147 minutos) por tratarse de una comedia, pero justificada por la extensa y variopinta gama de personajes. En algunos casos arquetipos (los productores sobre todo) y en otros estereotipos que la película termina humanizando. 

Estamos ante una película amena que, en su ligereza de comedia pasajera, con sus tópicos reiterados (los obreros que arreglan la calle en señal de obstáculo, o el antiguo buzón rojo donde depositar los sueños), se anima sobre el final a trazar un paralelo entre la representación consciente y la realidad a modificar.

7.0
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