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Crítica de "American Factory": China vs USA

Barack y Michelle Obama firmaron en mayo de 2018 un contrato con Netflix para producir, junto a su compañía audiovisual Higher Groud, una serie de documentales para denunciar casos en los que los derechos de las personas se encuentren en estado de vulnerabilidad, con el objetivo de revertir esa situación. El primero de esa serie es "American Factory" (2019), la historia de lo que sucedió cuando una compañía china se hizo cargo de una planta abandonada de General Motors.

Crítica de "American Factory": China vs USA
jueves 06 de febrero de 2020

American Factory se sitúa en el estado de Ohio (EEUU), en la pequeña ciudad de Dayton, para retratar la situación precaria en la que viven los trabajadores de una fábrica. Para ello se remontan a un hecho que ocurrió en 2008 cuando la compañía de automóviles General Motors cerró sus puertas, tras una época de constantes pérdidas, y despidió a todos sus empleados.

Esta situación produjo en consecuencia una gran pérdida para la ciudad, de unos 150.000 habitantes, que vieron como miles de ellos perdían sus empleos. No fue hasta 2015 cuando la empresa china Fuyao Glass America, compañía que se dedica a la fabricación de parabrisas y otros productos de vidrio para automóviles, instaló una filial en el mismo lugar donde se encontraba la antigua fábrica. Este hecho provocó que se volvieran a contratar a más de 3.000 personas.

No obstante, la empresa china tenía otros planes para sus trabajadores y los problemas no tardaron en aparecer. Lo que sigue es una electrizante historia de desencuentros culturales. Dos países, dos tradiciones y dos sistemas económicos condenados a compartir una misma fábrica y una misma sala de juntas. La convivencia entre estos dos mundos no resulta sencilla y muy pronto afloran tensiones y malentendidos.

American Factory, dirigido por Julia Reichert y Steven Bognar, plantea un interesante debate sobre cuál es el presente y cuál puede ser el futuro inmediaro de la clase trabajadora industrial en un país desarrollado y terciarizado como los Estados Unidos del primer tercio del siglo XXI.

Un film de casi dos horas contado a través de los propios trabajadores quienes pasaron de la felicidad por un nuevo empleo a exigir mejoras en la seguridad y en el contrato: doce horas diarias, con sólo dos días libres al mes y sin la seguridad necesaria.

8.0
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