Netflix - 6 Puntos

Crítica de “Stan & Ollie: El Gordo y El Flaco”, las dos caras de la misma moneda

Algunas películas proponen múltiples líneas de abordaje, otras, pueden ser leídas en una sola dirección como es el caso de esta biopic convencional que cuenta con todos los elementos previsibles del género.

jueves 17 de marzo de 2022

El ascenso al estrellato y el descenso en bancarrota de dos artistas cómicos que tienen la cualidad de trasmitir humor delante de la pantalla y melancolía detrás de ella. Una curva narrativa tradicional que explora con éxito los tópicos del melodrama en este tipo de relatos. Pero también  la película compara a los icónicos personajes con los actores que los interpretan.

Para que haya melodrama tiene que haber algún componente trágico en la vida de los protagonistas. Un componente que podemos inferir en el virtuoso plano secuencia que da comienzo al film. Laurel y Hardy (más populares como el Gordo y el Flaco por estas tierras) están en 1937 en su momento de mayor esplendor. La cámara los acompaña por un paseo por los estudios de Hollywood desde su camerino hasta el set donde los esperan para grabar. En ese paseo la charla entre ambos destila la complicada reputación de Laurel, siempre dispuesto a confrontar con sus jefes, y una disposición natural de Hardy para casarse con cuanta chica se rinda a sus pies. Información que preanuncia el destino trágico de sus fortunas, y con ellas, el fin de su momento de gloria. Una elipsis de 13 años nos traslada a 1953 con ambos hospedados en un hotel de mala muerte tratando de dar inicio a una gira cómica para recaudar fondos para la primera película independiente protagonizada por la dupla.

Una estética y agradable reconstrucción de época nos instala en la Inglaterra de 1950 con el dúo cómico en el olvido tratando de posicionarse nuevamente en tiempos televisivos. Pero por suerte, Stan & Ollie: El Gordo y El Flaco (Stan & Ollie, 2018) da un paso más allá de las convenciones del género y profundiza en la relación entre ambos personajes. Laurel y Hardy entablan una fuerte amistad y su puesta en crisis en los malos tiempos será el núcleo de la película. Porque el film de Jon S. Baird es en definitiva una agridulce historia de amor entre el gordo y el flaco, muestra la necesidad de uno por el otro entablada en una sólida sociedad que ni siquiera el manager menos escrupuloso pudo quebrar.

La escena de ellos de la mano en la cama cuando Hardy padece un problema cardíaco es de una notable ternura, imposible de lograr si no fuera por las enormes actuaciones de Steve Coogan y John C. Reilly en el papel de Laurel y Hardy. Los actores captan la química y dinámica del dúo cómico para revivir en pantalla a los iconos de la comedia, siendo el parecido importante pero las interpretaciones el plus que lleva el homenaje a un nivel superlativo.

6.0
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