Juego de tronos reversionada

Legítimo Rey

En Legítimo Rey (Outlaw King, 2018)  David Mackenzie (Sin nada que perder) intenta un híbrido entre Corazón Valiente (Braveheart, 1995) y Game of Thrones con un resultado desparejo.

Legítimo Rey
martes 20 de noviembre de 2018
La trama se centra en la vida de Robert I de Escocia (Chris Pine), un noble escocés que en 1297 se rebeló contra el rey Eduardo I de Inglaterra. Tras años de conflicto en los que combatió a los ingleses con una guerra de guerrillas, Robert I garantizó la independencia de Escocia tras la batalla de Bannockburn en 1314. Una verdadera historia de David contra Goliat, de cómo Robert I utilizó su astucia y valentía para intentar derrotar al ejército inglés de la ocupación, mucho más numeroso y mejor equipado. Es la historia jamás contada de Robert I Bruce, que en un año extraordinario pasó de ser un noble derrotado a un rey reticente, hasta convertirse en un héroe fugitivo. Legítimo Rey comienza tras la monumental derrota de William Wallace frente a los ingleses iniciando una nueva etapa que pasará de la invasión colonial a otra guerra por la independencia. Aunque esa primera escena, un largo plano secuencia, hacer pensar que Legítimo Rey va a ser una reinterpretación del cine bélico/histórico con nuevos códigos y algo de flow en su puesta en escena, pronto descubriremos que solo se quiere acercar a propuestas de probada eficacia, con reminiscencias a la suciedad física de La batalla de los bastardos de Game of Thrones, la épica entre castillos de piedra y amplias carreras a caballo de El señor de los anillos o los aires rebeldes de Corazón Valiente sin dejarnos por el camino la canónica escena de sexo y los cinco minutos de créditos finales explicando qué pasó después. David Mackenzie hace un recorte histórico de once años a lo largo de los cuales los movimientos políticos se suceden con relativa velocidad y en los que abundan las traiciones, los asesinatos y las represalias. El montaje de la primera parte pretende establecer el mundo y los conflictos de la historia con la mayor eficacia posible, pero luego el ritmo se hace más pausado en las grandiosas batallas. La acción se estanca en su propio barro, sin llegar a alcanzar la tensión o intensidad requerida.  Legítimo Rey adopta un punto de vista bastante curioso, de hecho: tenemos casi siempre en el campo visual al propio Bruce, que va a adaptándose a los cambios con el afán final de recuperar sus tierras, pero también fabulosos planos aéreos y largos travellings que no aportan nada más allá de lo estético. Legítimo Rey es una película visualmente atractiva, disfrutable y con rigor histórico, pero, ¿eso alcanza?
5.0
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