Madre coraje

La vida de Anna

La ilusión del exilio en Estados Unidos, resulta el tema central del primer largo de la directora georgiana Nino Basilia, La vida de Anna (Anas Ckhovreba, 2016), una historia cargada de realismo que sabe administrar el suspense.

La vida de Anna
viernes 02 de noviembre de 2018
Escrita por la propia realizadora, la trama gira sobre una madre soltera de 32 años, que está pluriempleada, como limpiadora en casas de familias y lavando platos en un restaurant, para asegurarse su propia subsistencia en Tiflis y, sobre todo, la de su hijo Sandro, un autista ingresado en una institución especializada, que decide irse a Estados Unidos para mejorar las condiciones de vida. Anna (Ekaterine Demetradze) se arriesga, vende la casa y le da el dinero a un hombre que le promete conseguir un visado ilegal pero, sin quererlo, termina presa de un despiadado engranaje.Este panorama podría parecer bastante negro, pero la cineasta logra no oscurecerlo del todo, gracias, por un lado, al espíritu de la protagonista, que es retratada minuciosamente a través de todos sus gestos, tanto en el trabajo como en sus desplazamientos, y gracias, del otro, al objetivo que espolea a Anna: conseguir un visado para Estados Unidos, donde la recibirá un conocido de Irma, su mejor amiga. Esta perspectiva le infunde una gran esperanza de una vida diferente, así como un cargo de conciencia, ya que tendría que dejar atrás a su hijo; pero emigrar es para ella el único modo concebible de salir de la pobreza en la que está estancada, y ejercer por fin como médica, profesión para la que estudió en Georgia una carrera universitaria que finalmente no le ha servido para nada. Mezcla de humanismo y de constatación implacable, La vida de Anna es una ópera prima que impresiona por la calidad con la que plasma la vida cotidiana de una mujer que se enfrenta a una sucesión de momentos críticos, y a sus dudas y contradicciones, con una determinación desgarradora que sirve de motor a la trama, incluso cuando sus esperanzas no se ven satisfechas. Anna lucha contra la fatalidad, y la realizadora, que administra hábilmente el suspense de la narración, rinde a través de este personaje un homenaje  sólidamente a todas las mujeres que luchan en un contexto socioeconómico en el que el dinero levanta barreras infranqueables hasta para las mejores intenciones, los sueños y la solidaridad.
7.0
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