Nada que contar

Plaire, aimer et courir vite

No hay dudas de que Christophe Honoré es uno de los cineastas emergentes del cine francés, sin embargo su última realización Plaire, aimer et courir vite (2018), presentada en la competencia oficial del 71 Festival de Cannes, decepciona por completo.

Plaire, aimer et courir vite
viernes 11 de mayo de 2018
Estamos en 1990, tiempos complejos para la promiscuidad sexual por la emergente epidemia de SIDA y los pocos tratamientos existentes en esos años. Plaire, aimer et courir vite es una película más sobre el tema que no agrega nada nuevo al sombrío asunto. La historia comienza con la relación amorosa entre el joven de Brittany Arthur (Vincent Lacoste) y el escritor parisino Jacques (Pierre Deladonchamps) que a su vez, mantiene una relación informal con Mathieu (Denis Podalydès). Los vaivenes, desencuentros y furiosos ataques pasionales entre ellos, hasta la enfermedad de uno de ellos, son llevados con humor y afecto por el film.El director del musical Canciones de amor (Les Chansons d’Amor, 2007), película que fuera clausura de un BAFICI, intenta desarrollar una amigable comedia dramática con estética pop, pero que se pierde en el camino con largas reflexiones banales que no llegan a ningún lado.Lo mejor es el espíritu alegre que plasma en pantalla en referencia a la “movida gay” y el circuito de frecuencia en el París de principios de la década del noventa. Lo peor es el desarrollo dramático de la enfermedad que, después de la también francesa 120 pulsaciones por minuto (120 battements par minute, 2016), parecen haberse agotado los puntos de vista novedosos sobre el tema. Claro que a Christophe Honoré no le interesa mostrar el avance de la enfermedad ni las penas que trae con ella, sino la actitud positiva del entorno para acompañar la situación. Pero no es suficiente, porque las dos horas quince minutos de duración de Plaire, aimer et courir vite agotan y convierten al tema en un regodeo interminable que bordea el hartazgo.
3.0
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