Voces del medievo

Metal contra metal

Metal contra metal (2018), documental dirigido por Juan Schmidt, es una inesperada y llamativa propuesta centrada en un grupo de jóvenes que practican las luchas medievales. Una película que muestra este arte extraño, alejado de cualquier mirada turística o superficial para verlo como un deporte que se lleva a cabo con la misma pasión y determinación. Atemporal y directo, es toda una pequeña obra atractiva que se nutre de las vidas mismas de los profesores y alumnos y con ello lo medieval aparece como un agregado que potencia toda esta mirada particular. 

Metal contra metal
Desde el comienzo uno pareciera estar frente a un filme experimental o de personajes con cierta “locura” subjetiva, pues corren gritando y cruzando las calles vestidos con trajes medievales: pecheros, cascos y espadas. Atraviesan las carreteras, evadiendo los autos que vienen a toda velocidad y otros se pelean en parques nocturnos. Quien desconoce todo esto podría pensar que es un juego lúdico y provocador. Sobre todo porque son personajes vestidos con trajes atemporales. Sin embargo, y de un momento a otro, vemos que se trata de un entrenamiento y que las luchas ocurren después y todo es muy serio, todo es real. Muchachos que se preparan como para subir al rin de boxeo, recibiendo indicaciones y entonces empieza todo el armazón de la película. Y alejados del ridículo o algo por el estilo nos sumergimos en la preparación de una competencia mundial de luchas medievales.Precisamente el procedimiento de guía de entrenamiento es lo que más cautiva de este documental atípico. Seguir los pasos de cada joven en su práctica personal, las voces de sus guías y mentores, como si fuera una escuela de artes marciales o de futuros samuráis, le dan un color necesario porque con ello le da otro trasfondo a todo y no se concentra únicamente en lo medieval. Y sus luchas tienen una especie de mística que enriquece todo el material. Es cierto que si bien es un material inesperado, es difícil de realizar, sobre todo por su extrañeza. Pero este documental toma todo con soltura y practicidad. Si bien estos jóvenes se están preparando para una competición mundial, le haría falta una tensión mayor en cuanto a la meta final. En la primera parte, previa a la competencia, uno queda tan sumergido entre los detalles y las vidas personales y los temas sexistas y las dificultades físicas, que se olvida de que todo, a la vez que es pasional, es también una lucha contra-reloj. Y a veces eso se pierde un poco. A esto hay que sumarle que podría sentirse cierta repetición de lo que vamos viendo. Entre entrevistas y entrenamiento puede caer en cierta parsimonia como previo a la competición. Aunque nunca pierde su emotividad ni el golpe de buen sabor que uno tiene desde el primer momento. Es un buen hallazgo deportivo y que genera adeptos, y aun enfatiza esa idea acerca de Buenos Aires, donde parece que ocurriesen tantas cosas.
6.0
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