Desde la inconformidad

Grita

Grita (2018), el primer documental del realizador Yago Blanco (Güelcom), es un trabajo arqueológico para encontrar el impulso vital de la escena hardcore de Buenos Aires más allá de cualquier testimonio visual que aún permanezca en los estantes de colecciones privadas.

Grita
sábado 21 de abril de 2018
La decisión de utilizar ese material, áspero, rudimentario, explosivo, con una multiplicidad de colores, para luego comenzar a narrar la historia del hardcore desde las entrevistas a los cultores del movimiento musical, genera el contraste necesario para exponer ideales y formas de vida con la continuidad del espíritu del Buenos Aires Hardcore en la perpetuidad de sus protagonistas.Grita va desandando verbalmente la historia de la escena porteña, con un registro tradicional de testimonios a corazón abierto. Trazos gráficos, juegos de imágenes, multiplicidad de pantallas incorporadas, sirven para pintar una época en la que, con el horizonte lejano, y la fuerza de la juventud, las posibilidades se potenciaban. Lentamente progresa en el relato a partir de la propia voz de sus actores.Yago Blanco coloca la cámara, pregunta y escucha, divide la pantalla y proyecta al lado de los protagonistas imágenes de ellos mismos o de recitales que contextualizan aquello que se dice y declama. En ese procedimiento, el ahorro de contextualizar de manera separada, permite, además, que el dogma incluido en el hardcore, comience a configurar su manifiesto sin siquiera tener que apelar a recursos extradiscursivos.El paso del tiempo pesa a los protagonistas, las obligaciones, el crecimiento y maduración, son algunos de las recurrencias temáticas que Grita traduce en posibilidades discursivas más allá de cualquier enunciado grandilocuente que se sugiera. Y el director va más allá de los músicos, porque entiende que el fenómeno superaba a los músicos. Entrevista a personas que vivieron desde dentro el movimiento, como aquellos hacedores de fanzines que intentaban replicar en papel la explosiva audacia y búsqueda de libertad que sus protagonistas pedían.Hacia el final del relato la inevitable pregunta y reflexión sobre la participación en la escena de ese momento, y allí la clave de Grita, que devuelve un reflejo del presente sobre hombres que intentaban cambiar el mundo y cambiarse a sí mismos. Muchos de ellos continúan ligados a la escena musical, otros han decidido transitar otros caminos alejados de ella. No hace falta que la película muestre o diga cuáles son. Los espacios elegidos para las entrevistas hablan mucho más de ellos que lo que puedan afirmar con grandilocuencia a la cámara.Grita es una documental simple, pero necesario, para comprender la explosión de fenómenos culturales que se masifican a partir de la configuración y alineación de elementos sociales para su emergencia. Si bien la democracia permitía su exploración, en el encorsetado y rígido mundo musical de la época pre menemista, la juventud exigía la posibilidad de manifestarse contra instituciones que estuvieron ligadas a la época más oscura de la historia argentina.El documental habla de esos hombres, de su épica, de su lucha desde un escenario, de sus cancioens, de la verdad mordaz que gritaban en sus actuaciones y que, pese a que el paso del tiempo les ha exigido definir una posición en sus vidas, permanece latente aún a pesar de sus obligaciones y trajes impuestos.
7.0
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