Jaque al poder

Lerd (A Man of Integrity)

Ganó en la sección Una cierta mirada (Cannes 2017) y ahora llega a la Argentina con el (20) BAFICI. Lerd (A Man of Integrity) (2017) desata una incómoda mirada hacia los sistemas corruptos de Irán y cómo estos se devoran la integridad del individuo. Usando la ironía de Jafar Panahi y la visceralidad de Ken Loach, logra forjar una robusta trama en el riñón del país asiático.

Lerd (A Man of Integrity)
viernes 20 de abril de 2018
“En este país eres opresor u oprimido”. La frase, clave para entender los mecanismos burocráticos en Irán, es realizada por la amiga de Reza (Reza Akhlaghirad), protagonista de la historia. Este hombre que vive junto a su familia a las afueras de Rasht, se ve obligado a salir de su lugar común cuando ocurre un misterioso ataque al criadero de peces dorados suyo. Si Panahi y Loach filmaran algo juntos, Lerd (A Man of Integrity) sería el resultado final. La fortaleza de este guion (escrito por el director del film, Mohammad Rasoulof) recae en algo donde los scripts de las películas argentinas fallan a menudo. La creación de la clásica trama entre buenos y malos. En esta producción iraní, que toma varias herramientas y conceptos del cine en clave denuncia de Panahi, el “malo” es tan poderoso como para tener cooptado al espectador, alentado por las ganas de saber la manera en la se resolverá el problema. El centro de la trama está sagazmente planteado. No hay fisuras entre principio y final. El relato no se desploma a mitad de camino. Mantiene la intensidad.Los sistemas coercitivos, que invisibilizan su poder de acción, son el enemigo omnipotente y omnipresente durante toda la película. Un estado débil y cómplice sumado a las estrategias de una red de corrupción intentan apresar a Reza, quien no da el brazo a torcer. Este padre de familia opondrá resistencia para que los “gestores” no puedan atravesar su estatus quo. Innegable pensar en Ken Loach, aquí honrado (nunca emulado), sobre todo por brindarle a los personajes la misma capacidad de tomar las riendas y hacerle frente a la burocracia vernácula. Rasoulof utiliza el agua como elemento aislante. Reza, cada vez que se sienta acorralado, acudirá a una cueva acuática de incierta ubicación. Eso es lo mas atractivo del escondite, ni siquiera el espectador sabe el origen. El protagonista se aísla de toda realidad, incluso la de su familia, que amaga con mermar varias veces. Sumergido allí, buscará en su interior la salida.“…Tú, formando una familia, has encontrado el lugar entre medio de los dos opuestos”. Así termina la frase dicha. Recurrente mensaje que se generó durante la nueva oleada del cine iraní. Rasoulof, con esta afianzada carrera a partir de Goodbye, ambiciona prenderse a la estela de los consagrados realizadores iraníes.
7.0
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