La forma de Mia

Blue My Mind

El despertar sexual y la maduración femenina toman formas fantásticas en el cine europeo de los últimos años. En la francesa Grave (2016), una estricta vegetariana sucumbe a la carne con una voracidad que se descontrola al punto del canibalismo. En la noruega Thelma (2017), la epónima heroína descubre su lesbianismo a la par que poderes telequinéticos que rayan los de Carrie. La suiza Blue My Mind (2017) trata sobre un personaje similar: obnubilada por los extraños cambios de su cuerpo, confundida por sus sentimientos hacia otra chica y asustada por impulsos que parecen tan naturales como autodestructivos.

Blue My Mind
jueves 12 de abril de 2018
La protagonista es Mia (Luna Wedler), una nueva e inocente estudiante que en el primer día de escuela fija su atención en el grupo de chicas malas que se juntan a fumar en el recreo. En principio se burlan de ella pero le permiten acompañarlas a cambio de un paquete de cigarrillos. Mia se junta en su casa para catar lo que es temer amigas y termina estrangulándose mutuamente con Gianna (Zoë Pastelle Holthuizen), quien le enseña los placeres de la asfixia erótica. Acto seguido Mia regresa a casa y se come los pececitos del acuario.Escrita y dirigida por Lisa Brühlmann, la historia se basa en la operación de equiparar la pubertad con una transformación fantástica e inverosímil, capturando el shock, el miedo y la confusión de la adolescente. Mia no sólo siente una obvia atracción por Gianna, vive literalmente en carne propia extraños cambios que los adultos alrededor suyo ignoran o desestiman, los cuales a la vez son fuente de vergüenza e inseguridad. La película brinda un retrato acertado del estado anímico de la protagonista, aunque la lógica con la que el relato evoluciona es cuestionable.Pronto se establecen dos narrativas: la transformación física de Mia, la cual percibe como monstruosa, y el comportamiento que adopta en un esfuerzo autodestructivo por “normalizar” su vida. En definitiva Blue My Mind trata sobre un adolescente frustrado por la imposibilidad de conciliar lo que pasa en su cuerpo con lo que pasa en su mente, con un elemento fantástico (y un poco zonzo) a modo de subrayado poético.No cierra del todo el personaje de Gianna y su función en la historia, porque alternativamente representa ambos caminos posibles para Mia - lo natural y lo artificial - y no termina encarnando ninguno de los dos. El personaje como objeto de deseo desaparece hacia el final y es reemplazado de manera poco convincente por su versión platónica. Para entonces Mia ha llegado al término de su trayectoria y ha cambiado en más de un sentido, pero el final se siente tan tangencial a lo que la historia viene construyendo que resulta algo decepcionante.
7.0
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