Perfume francés

Los fantasmas de Ismael

La película dirigida por Arnaud Desplechin sintetiza con holgura Les Avant Premiere. Cuatro actuaciones armonizan entre sí para darle sentido al tiempo como analogía del amor. El pasado que regresa y el presente que resiste actúan como fuerzas opuestas en Los fantasmas de Ismael (Les fantômes d'Ismaël, 2017), exhibida en la apertura del 70 Festival de Cannes.

Los fantasmas de Ismael
martes 10 de abril de 2018
Hay varios elementos que jerarquizan el material del realizador de El primer día del resto de nuestras vidas (Un conte de Noël, 2008). Las actuaciones van a la cabeza. Mathieu Amalric es Ismael, el ¿protagonista? aquí. Este cineasta al que su exmujer (Marion Cotillard) abandonó hace veinte años sin dejar rastros, se enamora de Sylvia (Charlotte Gainsbourg). Además, el film que está filmando se desarrolla en sentido paralelo. Allí, relata la vida de su hermano, interpretado por Louis Garrel.La trama puede resultar algo letárgica si tenemos en cuenta que Desplechin usa el tiempo como unidad narrativa. Lo desmiembra, arma y desarma a su gusto. La historia de cada personaje es desarrollada con amplitud. Todos son convertidos en principales una vez que su relato se pone en marcha. El encuentro entre cada uno de ellos es la punta de la que tirará el realizador con el fin de contar con detalle cómo hacen sinapsis el regreso de Carlotta (Cotillard) a la vida de Ismael, la relación de éste con el suegro, Sylvia, la nueva pareja y el hermano (dentro del filme creado por el). Si EE. UU. “inventó” el cine, Francia lo reformuló. El elenco coral (figuras reconocidas en el ámbito internacional) se pone a la altura. Son los intérpretes quienes le otorgan solvencia a un guion por momentos atrapado en la telaraña argumentativa creada por el realizador. Todo lo que dicen y hacen es hipnótico: el intenso dialogo donde Ismael le exige explicaciones a Carlotta, su cotoneo frente a una celosa Sylvia y la lucidez de László Szabó (suegro) para resolver la escena más sobre saliente del film. El cine francés da la cara en esta definitiva película perfumada con el mejor aroma galo.Aunque la trama puede resultar enredada y algo confusa como el laberinto del minotauro, para no perderse en ella Desplechin nos deja como el ovillo del hilo a sus personajes, tan penetrantes en personalidad como emocionalmente dependientes.
7.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS