María y el complejo de Edipo

María (y los demás)

Nelly Reguera explota como pocos el talento de Bárbara Lennie en esta película que habla sobre la madurez, la vocación y la aceptación.

María (y los demás)
martes 20 de febrero de 2018
María es la diferente en la familia. Hay distancia entre ella y sus dos hermanos. Sin embargo, su mundo se sacudirá luego de enterarse que su padre viudo, a quien ha cuidado como nadie durante una larga enfermedad, decide, una vez curado, casarse con la enfermera encargada de asistirlo en el hospital. El personaje compuesto por Bárbara Lennie (La piel que habito; Una especie de familia) es la esencia del film. A través de ella, como si fuese un portal, pasarán todos los estados emocionales de la historia. El guion, narrado con solidez por Nelly Reguera (quien debuta en la vida cinematográfica con seguridad veterana) termina siendo una excursión por la cabeza de María, el termómetro anímico de todo lo que sucede alrededor. A cuenta gotas, revela el dolor por la noticia, recibida con alegría en la familia. Pero ella se sentirá desplazada en su lugar de hija y de lo único que entiende que supo hacer bien, o sea, acompañar al padre a superar la enfermedad. Porque, a pesar de ser una escritora prometedora, nunca tuvo el valor para presentar su libro al jefe, director de la editorial para la cual trabaja.El dolor la hará pelearse con Cachita (Marina Skell), la futura esposa del padre. Competirá con ella por el diseño del casamiento y hasta por la planta del jardín; e intentará, como una adolecente, hacerle una broma probándose un traje de novia. A su vez, también está la relación fallida con un chico, que tiene dos hijas, y quien nunca se podrá acostumbrar a María.Cualquiera podría sentirse identificado por esta treintañera muchacha. Edad que siempre interpela y hace preguntarnos qué hemos hecho de nuestras vidas hasta el momento. Estamos frente al ciclo de la vida. A veces, hay que saber soltar. Una escena redentora escenificada en la playa, hará que decida aceptar la nueva vida de su padre. La cuestión estará ahora en saber cómo ocupar ese espacio.Hay otra también esencial. La simple nota escrita a su jefe (sencillo acto de valentía) hará que, si bien su vida no se transforme en un segundo, salga del lugar en el que estuvo congelada durante mucho tiempo. La secuencia está contada con honestidad, y, sobre todo, enseña a nunca renunciar al oficio y los sueños.
8.0
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