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Les Gardiennes

Xavier Beauvois se hace cargo de adaptar la novela histórica de Ernest Pérochon – acerca de una familia de granjeros en la campiña francesa a la espera del fin de la Gran Guerra - con el largometraje Les Gardiennes (Les Gardiennes, 2017). El resultado es competente pero dispar, mezcla de costumbrismo histórico y melodrama digno de una telenovela.

Les Gardiennes
martes 21 de noviembre de 2017
La granja es regentada por la matriarca Hortense (Nathalie Baye), quien despide a su yerno y dos hijos al principio de la película y decide contratar una criada que ayude en las cosechas y el mantenimiento de la granja. Contrata a Francine (Iris Bry), una buena trabajadora que pronto se gana un lugar afectuoso dentro de la familia. La historia cuenta con una buena dotación de personajes, como era menester en estas épicas familiares, pero el eje (melo)dramático se centrará en Hortense y Francine.La primera parte de la película es relativamente potable como drama costumbrista – la locación rural es bonita, la iluminación natural se ve auténtica - y está hecha con el tipo de ritmo y parsimonia que evoca la época, alimentándose de todo el campo semántico asociado con el género (la rusticidad de la vida diaria, las cartas que van y vienen, las novedades del frente de batalla, la lenta evolución de la tecnología). Nos es la trama más atrapante o dinámica pero el film es verosímil y funciona en un nivel histórico.El casting de las dos actrices principales es ejemplar. Baye es una actriz veterana haciendo de una curtida veterana; Bry es una actriz desconocida (esta es su primera película) haciendo de una persona considerada, en la época, inferior o sin importancia. De Baye se espera no menos que profesionalismo, pero Bry es la que cautiva y se convierte en el centro de atención gracias a su simpleza, frescura y discreto encanto.La segunda parte hace el salto al melodrama y convierte a Hortense en aquel horrendo personaje de stock que es la amarga matriarca protectora del “nombre de la familia” con argucias detestables. Embarazos inesperados, despidos injustos, cartas quemadas, reapariciones sorpresivas, etc. La película se convierte en una telenovela, con personajes y situaciones de telenovela. Demanda de la audiencia que se sienta ultrajada por ciertos giros en la trama, pero cualquier giro es bienvenido por novedoso.Quizás es injusta la comparación. El folletín era el equivalente antiguo de la telenovela y la película imita aquel sensacionalismo. Pero más allá de cuan apropiada es la categorización de Les Gardiennes de “rosa”, la trama jamás recupera el interés inicial. La película se alarga más allá del final de la guerra y con el anuncio de cada nuevo año (1919, 1920) sigue perdiendo el poco vapor que le queda. Al cabo de sus extensos 134 minutos Les Gardiennes no se distingue mucho de otras películas similares, ya sean peores o mejores.
6.0
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