Desintegración

Marea humana

Hordas de migrantes avanzan en Europa y en el mundo. Cada país decide tomar medidas, las que cree necesarias para enfrentar, de un momento a otro, el ingreso de personas en busca de otra vida.

Marea humana
jueves 16 de noviembre de 2017
La infinidad de conflictos armados que atraviesan gran parte del planeta hacen que, diariamente, se exilien miles y miles de personas, y en las peores condiciones, hacia lugares en los que sueñan con un futuro mejor. Irak, Siria, Senegal, México, son sólo algunos de los países que expulsan a estos migrantes precarios, algunos en busca de oportunidades y desarrollo, pero la mayoría escapando de la muerte segura dentro de los territorios que habitan.Ai Weiwei dirige Marea humana (Human Flow, 2017) con la convicción que este proceso, que comenzó hace unas década y que en los últimos años se ha ido acelerando desesperadamente, conlleva más de un significado que no tiene nada que ver con aquel que los medios dominantes de comunicación quieren darle: una consecuencia de un proceso necesario de desarrollo. Para revelar ese verdadero sentido, el director atraviesa países y continentes, y en cada lugar entrevista a los protagonistas, se mezcla con ellos, los desnuda ante la cámara y visibiliza a aquellos enterrados en vida.En Marea humana las personas no sólo transitan sino que, gracias a la mirada y sabiduría de Ai Weiwei, hablan y se reconocen en esa situación actual que viven, muy a pesar de todos ellos. La humanidad surge en cada testimonio con la dedicación que posiciona la cámara para los reportajes tradicionales, porque durante el resto del documental, la cámara se mueve -al igual que la marea- con los entrevistados hablando en una postura tomada frente a la migración alejada de convencionalismos y de discursos bélicos/económicos.Y si bien Marea humana respeta las convenciones del género, la pantalla se transforma en un lienzo, buscando componer dentro del relato de denuncia, imágenes armónicas dentro del caos que refleja sin siquiera intervenirlo. La sola contemplación permite contextualizar un fenómeno vigente y que se acrecienta día a día.Un drone suma planos aéreos, mostrando la realidad de los refugiados en los campamentos improvisados (en algunos casos), los que, capturados desde el aire, parecen panales de insectos, enjambres a punto de explotar recibiendo el flujo continuo de personas. Individuos que dejan su pasado al lado de los millones de salvavidas abarrotados en basureros -imagen real sin manipulación-, que buscan hablar de la fragilidad de los hombres frente a su decisión de migrar a pesar de todo.Pero en la película no todo es contemplación, porque Ai Weiwei también actúa, como en aquellos instantes en los que roba imágenes, reflejando a las fuerzas queriendo dominar todo, bajando línea a su equipo mientras filma. En esos momentos desafortunados, en los que el control extrema su poder, Marea humana va configurando un relato desgarrador y a la vez necesario, sin estridencias, con imágenes simples y directas sobre la urgencia de un fenómeno que ya no tiene retorno.
7.0
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