Retorno de lo reprimido

Thelma

Thelma (2017) comienza en un bosque nevado de Noruega, con un cazador dudando entre pegarle un tiro a un ciervo o a su hija. La reacción inmediata es el horror, pero los veteranos de El enigma de otro mundo (The Thing, 1982) saben que alguna buena razón debe tener. ¿Qué ha hecho la niña? ¿De qué es capaz?

Thelma
miércoles 15 de noviembre de 2017
La historia se presenta en clave de enigma. Comienza propiamente con Thelma (Elli Harboe) ingresando a la universidad. Deja atrás una vida religiosa bastante opresiva, aunque sus padres la siguen controlando a lo lejos con llamadas telefónicas e interrogatorios frecuentes. Casi de inmediato comienza a sufrir ataques epilépticos, marcados por ocurrencias sobrenaturales. Los animales atacan. Los objetos tiemblan. Hay algo a punto de estallar.A la par de su nueva vida Thelma conoce a la sílfide Anja (Kaya Wilkins), de quien se hace amiga y a la que claramente se siente atraída. ¿Es recíproco? Se vuelve difícil separar lo que Thelma fantasea de lo que ocurre realmente, hasta que comenzamos a sospechar que lo que ocurre es exactamente lo que sea que Thelma fantasea.Dirigida por Joachim Trier y escrita por Trier y Eskil Vogt, la película explora a través de una suerte de realismo mágico y ciencia ficción - si tal combinación es posible - el efecto de la represión del deseo en un individuo dotado precisamente con el poder del deseo transformativo. Obviamente la historia funciona en el orden de la alegoría, y el mensaje es que no debemos tenerle miedo a nuestro verdadero potencial, pero también se toma a sí misma en un nivel literal. En un año donde la alegoría ad nauseam sofocó a Madre (Mother!) es bueno ver una historia que utiliza el recurso pero no por ello pierde su valor intrínseco.El atractivo de la trama yace en el singular enfoque de Trier y Vogt, que esencialmente toman lo que Hollywood interpretaría como otro X-Men del montón - otra Jean Grey si se quiere - y narran una historia guiada totalmente por su protagonista, tanto por sus deseos como sus cavilaciones, y entregan algo más parecido al tratamiento que M. Night Shyamalan hizo sobre la autocensura y el poder insospechado con El protegido (Unbreakable, 2000).Otra buena referencia es la francesa Grave (2017), que comparte una estructura parecida (una chica con un trasfondo familiar opresivo va a la universidad y comienza a desinhibirse vorazmente al catar placeres hasta entonces prohibidos). Thelma no posee el humor o el morbo de Grave, y jamás alcanza el nivel de paroxismo de aquella película, pero se alimenta del mismo tipo de bronca y fascinación.
8.0
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