Con ánimo de travestirse

Casa Roshell

La directora Camila Donoso realiza con Casa Roshell (2017) un film sobre un particular lugar de México en el que los hombres asisten con la finalidad de cumplir el deseo de travestirse. Noche tras noche señores se encuentran en el club comandado por las madamas Roshell Terranova y Liliana Alba para vestirse de mujer y dialogar con una identidad femenina, de cosméticos, vestuario y amores.

Casa Roshell
domingo 23 de abril de 2017
Como en su anterior film, Naomi Campbel - No es fácil convertirse en otra persona (2013), Donoso recurre a un registro que se posa en las fronteras entre el documental y la ficción, en un límite difícil de definir como la identidad de sus personajes. Siguiendo esta idea utiliza desde la representación espejos, cámaras de seguridad e imágenes captadas con un filtro similar a la textura del antiguo súper 16 milímetros. Estas imágenes en la película plantean la dualidad de lo representado, las dos identidades de quiénes son vistos –y por quiénes- en el lugar.Donoso vuelve en su segunda película sobre personajes marginales, pero no los “pinta” como tales, explora desde la estética de su película la idea de glamour que de ellos se desprende. Hay un colorido encanto en estos seres, como si se tratara de una versión mexicana de Con ánimo de amar (Faa yeung nin wa, 2000) de Wong Kar Wai, en su afán por edulcorar con boleros el aura romántica que circula detrás de los personajes. De hecho el film se permite plantear un par de historias de amor entre las chicas travestidas y un par clientes que asisten con recurrencia a la casa.Estos personajes, hombres convertidos por la noche en chicas, bien podrían ser la semilla de varios argumentos de Arturo Ripstein, buscando la felicidad a su manera en un espacio preservado de la condena social. La película no sólo no los juzga, sino que enaltece su accionar, dándoles un reconocimiento y respetando su espacio, exponiéndolos frente a cámara de la forma que ellos/ellas eligen mostrarse. Este recurso es el que diferencia a este trabajo de otros documentales de mera observación, adosando el plus estético necesario para que la cámara deje de ser un intruso y se convierta en un curioso invitado de la Casa Roshell.
7.0
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