Reinos

Alejandro es un chico de 18 años que inicia una relación con Sofía, una chica un poco más grande que él. Lo que empieza como algo puramente sexual (y por momentos sadomasoquista) se tornará complicado cuando Alejandro pretenda algo más profundo, mientras que Sofía no aspire a mucho más que pasarla bien. El reino en común de Sofía y Alejandro es la cama. Es en ese lugar donde se revuelcan para experimentar todos los placeres de la sexualidad, sin ningún tipo de prejuicios ni límites. Sofía está bien así, solo que divertirse y experimentar. Alejandro quiere lo mismo pero también ir más allá. Es ahí donde la relación se complica y cada uno deba plantearse hasta donde está dispuesto a negociar para continuar con un vinculo que hasta ese momento solo estaba anclado en lo superficial. Pelayo Lira lleva adelante con solvencia un conflicto generacional iniciático con el trasfondo del siempre debatible sistema de educación chileno. Aunque acá solo es parte del contexto y no lo que importa. El eje gira sobre los jóvenes y sus búsquedas. Conflicto que el cine mostró muchas veces pero que esta vez, sin caer en la originalidad, se vuelve más crudo, más carnal y también con una puesta en escena más observacional. Donde el sexo es el punto de partida para hablar de una juventud chilena individualista, que no ve más allá de sus propios conflictos e intereses. Donde el reino de cada uno es más importante que el del otro.