Lágrimas amargas

Casting

Casting (2017), la película inaugural del [19] BAFICI, fue una decisión más que acertada, y no solo porque finja entrar por la puerta trasera en el mundo del cine para luego sumergirnos en él de un modo magistral, bajo la dirección de un realizador, Nicolas Wackerbarth, que se conduce como un gran titiritero.

Casting
jueves 20 de abril de 2017
Al comenzar Casting, en efecto, creemos estar asistiendo a varios días del casting de la remake de Las amargas lágrimas de Petra von Kant (1972), de Rainer Werner Fassbinder narrados como un reportaje observacional, con la cámara al hombro en permanente movimiento.  Escuchamos las conversaciones cotidianas en los camerinos y en el set, y observamos, a medida que se suceden las actrices candidatas al rol de Petra, la compleja relación de interdependencia entre estas y la directora, Vera, que vacila entre la sumisión, acompañada de una necesidad de reconocimiento, y la resistencia, el desafío incluso, con un toque de vanidad, a un tiempo esperable y un poco ridículo.Las dinámicas que operan en este proceso, parejo al del parto, tan crucial en el plano artístico como doloroso a nivel humano, son aparentemente subrayadas por la presencia en el set de un agente externo, Gerwin, un antiguo aspirante a actor que parece estar en todas partes, y solo para dar su réplica. Pero, a medida que las audiciones avanzan, cuando el equipo tiene la impresión de dar vueltas en torno a las intenciones crípticas de una realizadora que parece ser el motor de la frustración que reina en el ambiente, este visitante que al principio se antojaba anodino hace gala de una implicación, física y de otro orden, que resulta cuando menos asombrosa.Al unísono, la involucración de Gerwin, que llega hasta el abrazo sensual con el actor al que reemplaza, hasta obsequiosos cumplidos e incluso, literalmente, hasta besar zapatos, causa cierta incomodidad. Con una sospechosa actitud de sacrificio, el personaje rodea su papel en ese plató de una indefinición que molesta y que parece complicarlo todo, arrancando a Casting de paso de lo metacinematográfico para convertirla en un puro relato de ficción, habitado por un personaje en busca de personaje. Sin embargo, esto lleva cruelmente a un error: en realidad, desde el principio hasta el final, lo único que cuenta es la película, materialización de la visión del realizador, esa intención impalpable que no le convierte en titiritero, sino más bien en ilusionista, obligado a ignorar las lágrimas amargas de Gerwin para encontrar las de Petra.
7.0
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