Un desastre tutelado por la codicia

Horizonte profundo

La bajada de línea nacionalista siempre estuvo presente en los films del mainstream sobre hecatombes, en muchas ocasiones ubicándose por encima de la integridad artística y a veces empardándola. Por suerte la obra que nos ocupa cae en esta segunda categoría.

Horizonte profundo
martes 27 de septiembre de 2016
La racha negativa de antaño se corta con Horizonte profundo (Deepwater Horizon, 2016), un exponente más que sensato de cine catástrofe, una creación que se mueve cómoda en la línea divisoria entre las banderitas yanquis y la sucesión de explosiones y derrumbes. El opus de Peter Bergun director un tanto errático que viene de entregar El sobreviviente (Lone Survivor, 2013), un film potable de derecha- da un paso más allá dentro del esquema clásico del género y se mete de lleno en un obrerismo seco para la demarcación de los protagonistas (algo atípico en Hollywood pero común -paradójicamente- en el rubro de las calamidades) y pone el acento en la desidia y la especulación irresponsable por parte de los testaferros de siempre de los conglomerados capitalistas (aquí se señala sin sutileza a los monigotes corporativos como agentes de presión inútil y eventuales artífices de la tragedia).Para aquellos que no lo sepan, vale aclarar que hablamos de una propuesta que focaliza la trama en un hecho verídico que aconteció en 2010 en la plataforma petrolífera del título, un episodio nefasto que derivó en la muerte de trabajadores y en millones de galones de crudo vertidos en las proximidades de la costa de Louisiana. Mike Williams (Mark Wahlberg), el jefe de mantenimiento, es uno de los primeros en avisar sobre la multitud de inconvenientes técnicos, a lo que se suma Jimmy Harrell (Kurt Russell), el encargado del emplazamiento, en este caso alertando acerca de la ausencia de revisiones y pruebas obligatorias antes de comenzar a operar. Donald Vidrine (John Malkovich), un portavoz de la empresa, no sólo hace oídos sordos sino que además empuja el reloj hacia el funcionamiento de la plataforma sin otros elementos en consideración más que la inversión y los días de retraso acumulados.De las dos vertientes formales más recurrentes en este tipo de películas, léase la de ofrecer la desgracia al inicio para luego concentrarse en el recorrido de las víctimas entre los escombros y la de entregarnos una primera mitad de desarrollo de personajes y una segunda parte de cataclismo condensado, Horizonte profundo se sube a esta última opción y lo hace con eficacia porque todos los trabajadores cuentan con cierta carnadura dramática que nos impulsa a acompañarlos sin sentirnos forzados por los caprichos de la estructura del relato o sus clichés. Wahlberg en especial está muy bien y ratifica aquello de que cuando le arriman un personaje enmarcado en la seriedad y un registro naturalista, el señor cumple y se sale de ese tono cómico desaforado y bobalicón de algunas obras mediocres. En síntesis, Berg consigue una progresión lúcida que nunca menosprecia la inteligencia del espectador porque enfatiza la mundanidad de sus protagonistas, diagrama escenas que no abusan de los CGI y hasta se da el gustito de denunciar la ceguera y negligencia de los burócratas que el capitalismo cría a pura compulsión, hoy “padrinos” de un desastre tutelado por la codicia.
7.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS