The Terrence Malick Picture Show

Voyage of Time

El nuevo esfuerzo cinematográfico de Terrence Malick, Voyage of Time ( 2016), es el tipo de película al que uno le dedicaría quizás cinco minutos de tiempo en un museo, camino a algo más interesante, o algo para que la maestra de ciencias naturales pase en el aula. Esto no es un insulto, es el destino que le depara. Nunca se verá tan bien como ahora, en una pantalla de cine proyectada en 35 mm, ni servirá otro propósito. Borren el nombre de Malick, quiten la parafernalia IMAX, y lo que queda es un documental didáctico de National Geographic que empieza con células procariotas y termina con hombres cavernarios.

Voyage of Time
martes 06 de septiembre de 2016
Raro que luego de 40 años de arduo trabajo el “proyecto soñado” de Terrence Malick acabe siendo tan impersonal. Viaje en el tiempo es indistinguible de la cornucopia de los documentales sobre la majestuosidad del planeta que lo preceden, incluyendo El árbol de la vida (The Tree of Life, 2012) de Malick, la cual ya se había hecho cargo del titánico trabajo de resumir la historia de la vida. De hecho Voyage of Time tranquilamente podría estar hecha de los residuos de ese film.Formalmente el film es una colección de efectos especiales, fotografía microscópica y time-lapses que muestran la evolución de la vida en la Tierra, intercalando por ningún motivo aparente videos caseros de escenas pedestres (niños remontando barriletes, por ejemplo) y pueblos “exóticos” que festejan o protestan, da igual. A todo esto se suma la apasionada voz en off de Cate Blanchett, que pausa palabra por palabra y hace preguntas inútiles a la Madre (Tierra). Preguntas como “¿Dónde estás?” y “¿Cuándo volvés?”.Nada de todo esto desmerece el hecho de que Voyage of Time está excelentemente compuesta, goza de una fotografía asombrosa y convida algunas imágenes verdaderamente hipnóticas, como erupciones submarinas o constelaciones de animales. Los efectos especiales siguen siendo un problema para Malick; los dinosaurios se ven tan falsos ahora como hace cuatro años en El árbol de la vida.Vaya uno a saber qué tipo de megalomanía compulsiva lleva a Malick a lanzarse una y otra vez a la quijotesca tarea de abarcar absolutamente todo, ahora en hora y media. Ha vuelto a producir otra obra de cine visual y sonoramente impresionante, fiel a una visión lánguida y New Age sobre la trascendencia de las cosas.
5.0
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