Los de afuera son de palo

Somos una familia

En Somos una familia (Belles Familles, 2015), el director Jean-Paul Rappeneau hace un fallido intento de aggiornar las historias corales francesas al transgredir aquella comedia propia del cine galo, e incorporar la confusión entre hermanos y hermanastros, el gag estilizado, y el regodeo por locaciones paradisíacas en un verosímil que nunca se construye.

Somos una familia
miércoles 03 de agosto de 2016
Jerome (Mathieu Amalric) es un exitoso empresario que regresa de Singapur para contactarse nuevamente con su madre (Nicole Garcia) y su hermano (Guillaume de Tonquedec), con quienes no tiene relación desde hace tiempo. Luego sigue una trama plagada de conflictos completamente diferente al panorama planteado inicialmente. Y es que en ese reencuentro forzado para resolver la venta de una propiedad junto a su mujer (Gemma Chan) -Jerome estará solo unas horas en Francia antes de embarcar nuevamente-, se hacen presentes las miserias y deudas pendientes de la familia. En el contraste entre el que llega y aquellos que se quedaron, el guión del propio Jean-Paul Rappeneau incorpora a la bella y enigmática Louise (Marine Vacth), quien esconde un secreto que modificará la dinámica entre todos.Somos una familia avanza con el acercamiento entre Jerome y Louise, desplazando de la historia al resto de los protagonistas y a la propia casa en venta para desarrollar una prohibida historia de amor con conflicto de intereses (económicos). Pero claro está que esto es cine, y que para continuar con el metraje se narra qué pasa con la mansión, los hermanos, los amigos y el personaje de la madre, a quien el guión otorga un arco potente de desarrollo sacando a la luz una serie de amantes y mentiras que repercuten en ese presente expectante de cambios.El realizador divide el relato en tres etapas discursivas bien diferentes entre sí: una presentación de los actantes descriptiva, una interrelación entre ellos conflictiva, y una resolución final plagada de clichés y lugares comunes que la acercan al más predecible cine americano y la alejan de la originalidad que siempre posee el cine francés.Somos una familia va demoliendo su propuesta a medida que avanza la acción y no tiene miedo de traicionarse a sí misma con esta historia de mentiras ontológicas, que construyen un núcleo familiar que quiere resistirse al progreso, a pesar que justamente en él está la respuesta a los problemas que se les presentan.
5.0
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