Romántico italiano

Romántico italiano (2016) es una sucesión inclasificable de imágenes de la ciudad de Mar del Plata. Filmada durante el 30 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, la "no trama" sigue a una actriz (Camila Toker) durante su participación del evento al que había asistido a presentar una película. Así la vemos (aunque muchas veces está en fuera de campo) en una entrevista, yendo al cine, en una heladería, hablando por teléfono y hasta jugando a dos puntas en lo que al amor se refiere. En paralelo, la ciudad de Mar del Plata con sus turistas ocasionales y sus habitantes permanentes acompañan su peregrinar. Salgado fima todo y lo pone en la película, sin filtro ni concesiones estéticas,Si en el cine argentino últimamente todo (o su gran mayoría) es más de lo mismo, Romántico italiano toma distancia. Para bien o para mal su segunda película no se parece a nada. Si en su ópera prima (La utilidad de un revistero, 2013) apelaba a un plano secuencia fijo, en Romántico italiano todo es movimiento y desprolijidad adrede. La cámara nunca está quieta (o casi nunca) y eso hace que por momentos el espectador termine como si estuviera adentro de una coctelera. Esto no es ni bueno ni malo, simplemente es. Lo interesante de este relato ambiguo que combina la ficción con el documental es que a medida que avanza va generando cierto interés por el derrotero de la actriz protagonista. Sobre todo en las escenas de las conversaciones telefónicas. Romántico italiano es ejercicio, un experimento de esos que alguna vez todos soñamos hacer para ganar un BAFICI. Molesta, incómoda, por momentos disfrutable pero por otros odiable. Habrá que ver qué pasa, pero si gana un premio no nos quedará otra que prender la cámara y filmar como la vida pasa.