Crítica de "Solar": Rey sol

Solar (2016) es una película que en realidad contiene dos historias en una. Por un lado, nos encontramos con la historia de Flavio Cabobianco, un personaje que algunos recordarán y otros ni siquiera habrán escuchado nombrar. Flavio fue un niño mediático que a principios de la década del 90, con apenas 10 años, publicó el libro "Vengo del sol", un fenómeno de ventas en la literatura New Age. Veinte años después, el libro está a punto de ser reeditado y Abramovich intenta realizar un documental sobre su historia.

El término "intenta" aquí no se utiliza de forma peyorativa, sino de manera literal, porque en el intento de hacer ese documental, el director se encontrará con una serie de situaciones que harán que la película termine transformándose en un documental sobre los entretelones de lo que originalmente iba a ser la primera película. Es cine dentro del cine.

Por un lado, nos encontramos con la historia principal de Flavio, su hermano Marcos (encargado de cuidar la sabiduría del niño prodigio) y sus padres. La trama busca explicar el fenómeno del impacto social y personal que tuvo la publicación del libro. Pero por otro lado, tenemos a un director (Abramovich) que pierde el control de su película y a un protagonista que intenta asumir ese rol. El conflicto puede hacer que todo quede trunco y uno de los dos debe ceder.

Sin lugar a dudas, la gran virtud de Abramovich es la de encontrar historias donde otros no las ven. Otro director tal vez nunca se hubiera alejado de la idea original y no habría visto que el verdadero anclaje de la historia estaba en otro lugar. La dolorosa frustración de un fracaso se transforma en un posible éxito.

Solar es un verdadero hallazgo dentro del cine documental, que muchas veces no puede escapar de sus propios cánones y estructuras. Abramovich rompe con todo eso y ofrece una película fresca, descontracturada, original, con mucho humor y que reafirma que todas las expectativas que había sobre él eran acertadas.