Sólo en la ciudad

A cambio de nada

A cambio de nada (2015), ópera prima de Daniel Guzmán, retrata la problemática adolescente actual como espejo de una sociedad deficitaria de comunicación y necesitada de una terapia urgente y eficaz para evitar que los más jóvenes paguen las consecuencias.

A cambio de nada
domingo 28 de febrero de 2016
A cambio de nada bien podría ser un telefilm de alguna cadena televisiva sobre iniciaciones, pero gana por su forma de transmitir verdad, sus personajes creíbles y los diálogos geniales. Es muy difícil escribir conversaciones auténticas y a la vez ágiles, brillantes y divertidas, tarea en la que Daniel Guzmán aprueba con buenos resultados. También el elenco brilla por su encanto, magnetismo y naturalidad. Hay que destacar a la propia abuela nonagenaria del director (Antonia Guzmán) y a dos revelaciones que derrapan frescura: Miguel Herrán y Antonio Bachiller.Estos jóvenes interpretan a Darío y Luismi, dos amigos inseparables que viven en el mismo edificio de un barrio obrero. El primero es impulsivo, quijotesco, siempre va para adelante; al segundo le toca ser el sensato, Sancho Panza, quien tiene los pies en la tierra hasta que se deja arrastrar por mejor su amigo. Pero la situación en casa de Darío no es precisamente idílica, sus padres están en guerra continua tras la separación. Huyendo de ese ambiente hostil, Darío encontrará una nueva familia en el dueño chanta de un taller de motos y en una anciana que levanta muebles tirados en la calle para luego venderlos en un puesto de feria.Con ese conflicto, salpicado de humor urbano, Daniel Guzmán alerta sobre cómo los adultos a veces proyectan sobre los hijos sus problemas y se olvidan de darle su espacio, estima y atención. Mientras que la escuela no está preparada para contener esas problemáticas. Lo hace con la soltura narrativa que ya demostró en el cortometraje Sueños (2003) logrando, sin ser una obra de arte, una película amable, simpática y bienintencionada.
6.0
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