Nene malo

El niño

El terror de la segunda década del siglo XXI no ha presentado obras rimbombantes ni rebozantes de originalidad. Por el contrario, parece ser que las estructuras que presentan los tropos clásicos del género han perdido terreno ante producciones independientes que apuestan a otro tipo de entramados narrativos, como ser el caso de Te sigue (It Follows, 2014), The Babadook (2014) o Goodnight Mommy (2015).

El niño
lunes 01 de febrero de 2016
Daría la sensación que la única alternativa para el terror más “canónico” dentro del contexto actual es seguir echando mano a esos elementos y parámetros establecidos, mezclando un poco los ingredientes familiares para ofrecer un plato conocido pero con un sabor distinto. Algo de todo esto sucede en El niño (The Boy, 2016) película que pone a Lauren Cohan -conocida por su rol en el éxito del prime-time The Walking Dead (2010)- en la piel de una niñera norteamericana que acepta un trabajo en Inglaterra para cuidar a un niño que no es un niño… es un muñeco, en el más literal de los sentidos.La trama juega con los elementos clásicos de la casa encantada, los anfitriones excéntricos y el muñeco poseído, pero dosificados de manera muy particular en un relato que todo el tiempo hace equilbrio al borde del ridículo, pero sin caer en él por completo. Todo lo que sucede remite a algo visto anteriormente, pero el híbrido narrativo que conforma el director William Brent Bell hace que por momentos se trate de todo eso y nada de eso al mismo tiempo, evitando caer del todo en los clichés más redundantes del género.Todo sucede dentro de la residencia familiar, por ende la casa se percibe como un personaje más. Estéticamente los tonos cálidos acaparan el espacio visual, y el diseño de arte remite a otras famosas películas de casas “encantadas” como House, una casa alucinante (House, 1986) o La mansión de los horrores (House on Haunted Hill, 1959).La revelación final que tiene lugar prácticamente al cierre del tercer acto es una sorpresa agradable, gracias a la cual El niño no cae en terreno familiar más allá de lo debido, pero tal vez llegue demasiado tarde para algunos. Sumado esto a una lógica interna que coquetea por momentos con el absurdo, posiblemente exceda el límite de tolerancia de aquellos más exigentes con obras del género.
5.0
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