Todo comenzó por el fin

Luis Ospina es uno de los directores de cine colombiano que dejaron huella en su país. Sus trabajos reconocidos en todo el mundo arrancan con el denominado Grupo de Cali (también llamado Caliwood), que formó junto a cineastas de la talla de Andrés Caicedo (famoso por sus novelas posmortem y creador del cineclub) y del extravagante Carlos Mayolo. Ospina recibe el encargo en 2012 de realizar un documental introspectivo sobre el grupo, desde su formación a principios de los años setenta hasta su disolución en los noventa. Proyecto colosal por la cantidad de épocas, personas y películas que atraviesa (por algo dura más de tres horas) y que tiene el plus de la subjetividad del propio Ospina a partir de su contacto con la muerte.La primera imagen que vemos es la palabra FIN de una película clásica. Lógico si al título del documental nos remitimos, y a la intención de los realizadores del grupo de distanciarse de manera innovadora y contestaria del cine clásico. Pero la película dice algo más con ese “fin”. Imágenes de edificios que se derrumban explican la sensación de muerte, el sentimiento de final inevitable desde donde Luis Ospina reconstruye sus recuerdos personales y con los demás integrantes del grupo de cine colombiano. Desde la muerte adquiere sentido todo, parece decirnos este trabajo cuyo mayores momentos creativos de Ospina y del grupo surgieron de debacles físicas de las personas y del país que los alberga.Ospina utiliza los formatos que tiene a disposición en una variedad exquisita de material de archivo: televisivo, cinematográfico, making off en video de rodajes, grabaciones familiares en super 8, etc. Lo intercala con su relato y el relato de los integrantes del grupo a quienes entrevista para la ocasión. Las preguntas y respuestas son visualizadas con las imágenes de archivo, haciendo un relato cinematográfico del Grupo de Cali, desde su concepción, pasando por su contexto histórico hasta su particular modo de trabajo. Los distintos actores, directores de fotografía, montajistas, realizadores, productores y demás partícipes, cuentan sus experiencias a cámara mientras se ven en su momento de creación artística en videos. La representación y la realidad se fusionan en un creativo documental.Todo comenzó por el fin es una clase de historia del cine. Narra las etapas del Grupo de Cali desde 1971 hasta 1991, pero también el antes y el después. No olvida registrar el contexto (los convulsos años setenta, el alza del narcotráfico con Pablo Escobar en los ochenta, y la inevitable disolución en los noventa. La experimentación con las drogas y el sexo al modo de la nouvelle vague francesa, y el espíritu joven y bohemio de entonces. La relación con la pornomiseria, movimiento de explotación sobre la miseria latinoamericana (película Agarrando Pueblo, los Vampiros de la Pobreza de 1977), y con la revista de cine “Ojo al cine” o el concurrido cineclub donde se conocieron. Y lo hace desde el punto de vista subjetivo/creativo de uno de sus integrantes -Luis Ospina- al borde de la muerte tras ser intervenido de urgencia por un cáncer intestinal del que, al momento de la realización del documental, no sabe si saldrá con vida. Dato que dimensiona los hechos y los carga de valor personal.Un trabajo contado desde las entrañas -literalmente- del propio director. Ospina no escatima en mostrarse desnudo y su tumor en cámaras de la colonoscopia. Una postura que explica la introspección desde dónde el realizador colombiano se para al narrar sus experiencias cinematográficas, y hasta donde se involucra personalmente con los hechos. El pasado es parte de él, y él es parte de ese pasado del mismo modo que la muerte es parte de la creación.