All Night Long

Una artista plástica (Guadalupe Docampo) convoca a un casting en una casa quinta para realizar una performance. Nueve personas de diferentes profesiones vivirán un día de descontrol que incluye sexo, drogas y asesinatos por doquier. La dupla de realizadoras, que vienen trabajando juntas desde hace tiempo, aunque una en la producción y la otra en la dirección, construyen un film anárquico en donde todo puede suceder y lo previsible se torna imprevisible. Continuamente se juega con la ambigüedad y no se sabe hasta el final si lo que se nos presenta es parte de la performance que están realizando o una realidad. “Todos estamos actuando”, desliza un personaje en medio de la película. Más allá de no contar con una gran producción, All Night Long está realizada desde la urgencia y la necesidad creativa de explorar desde lo cinematográfico géneros y experiencias. Es una película donde se juega (sin por esto quitarle profesionalismo) y ese juego les permite experimentar haciendo lo que quieren dentro de los recursos que poseen. Como una especie de dogma hay un objetivo cinematográfico y la meta es conseguirlo sin importar los condicionamientos. Y es esa forma de producir contenidos lo que hace que las directoras puedan trabajar con libertad creativa y ser ellas las que decidan hasta donde quieran llegar.Una cámara en movimiento siguiendo a los personajes y encuadrando desde lugares imposibles, una música entre cool y kitsch (obviamente suena All Night Long de Lionel Richie), efectos visuales resueltos eficazmente, sangre y drogas a raudales, pero principalmente sexo descontrolado entre todos (aunque controlado en cómo se lo muestra) hacen que All Night Long sea una de esas películas que sin pretender demasiado logran su cometido: entretener.